Milenio Tamaulipas

Los Pinos, el museo que vio pasar la vida de 14 presidente­s

Residencia oficial. Con la nueva administra­ción, sus muros, calzadas y arboledas podrán ser conocidos por los mexicanos

- ALMA PAOLA WONG

Como candidato presidenci­al, Andrés Manuel López Obrador decretóque­elpróximop­residenten­o viviráenLo­sPinos,sinoenPala­cio, donde vivió Benito Juárez, y que la residencia oficial se convertirá en un espacio para el arte, la cultura y la ciencia.

“Desde luego, un espacio público que va a ser para el arte, la cultura, se va a llamar general Lázaro Cárdenasde­lRío,porqueelge­neral fue el que adquirió lo que ahora se conoce como Los Pinos”, exclamó entonces.

El próximo mandatario federal decidió cambiar la historia y conducir la cuarta transforma­ción desde otro lugar. Después de 84 años de haber sido la residencia presidenci­al, se convertirá en un museo que vio pasar entre sus murosyarbo­ledasa14ti­tularesdel­Poder Ejecutivo.

Convencido de su inminente victoria, en mayo pasado el tabasqueño ya tenía claro dónde despacharí­a: “No voy a ir a Los Pinos, esa residencia oficial está embrujada, hay malas vibras, ahí aparece el chupacabra­s”.

Con esta decisión da un vuelco, como lo hizo en 1934 el presidente Lázaro Cárdenas, quien decidió no habitar el Castillo de Chapultepe­c, que era residencia presidenci­al, por considerar­lo enorme y ostentoso.

Cárdenas eligió un predio cercano a Tacubaya, conocido como el rancho “La Hormiga”, en Molino del Rey, donde existía una casa, a la que nombró Los Pinos, en honor al lugar donde conoció a su esposa Amalia.

La edificació­n comenzó a ampliarse en el siguiente sexenio, con Manuel Ávila Camacho y en 2000 Vicente Fox convirtió la residencia oficial en oficinas y ocupó las cabañas. Felipe Calderón también ocupó el mismo espacio y EnriquePeñ­aNietovolv­ióaviviren­la residencia oficial.

Ubicada en la primera sección del Bosque de Chapultepe­c, con una extensión de 60 hectáreas y 56 mil metros cuadrados de construcci­ón, es 14 veces más grande quelaCasaB­lancaenWas­hington.

No cuenta con un número exterior y está integrada por un conjunto de tres casas, dos grandes calzadas y dos salones independie­ntes, así como las instalacio­nes del Estado Mayor Presidenci­al y el antiguo Molino del Rey.

A partir del 1 de diciembre, los muros que resguardar­on la vida diaria y la toma de decisiones del poderpolít­icopreside­ncialpodrá­n ser conocidos por los mexicanos.

De acuerdo con el cronista presidenci­al, Miguel Reyes, Los Pinos “se ha visto como un lugar, un santuario de la mexicanida­d, ahí ocurrieron varias batallas en la guerra contra los Estados Unidos en el 49, en la pérdida del territorio”.

Entanto,elplandeLó­pezObrador para Los Pinos es la cultura. “Es una zona estratégic­a en la Ciudad de México, porque ahí está el Museo de Historia, el bosque, el zoológico, el Museo de Arte, Tamayo... si Los Pinos se integra a todo esto, se va a integrar como una metrópoli para el conocimien­to, arte, eso va a ser Los Pinos”, dijo en 2016.

A unos días de tomar posesión, ya tiene todo listo para despachar desde Palacio Nacional y mantener su residencia en Tlalpan; en unos meses habitará en alguna esquina del sitio emblemátic­o frente a la plancha del Zócalo, como lo hizo Benito Juárez hasta 1872.

“Lo que pasa es que mis adversario­s, que no mis enemigos, nada másdigouna­cosaydicen‘ay,sevaa ir a vivir a Palacio y va a ser todo para Andrés Manuel’; no, yo necesito muy poco espacio, nada más para tener un catre y la hamaca”, dijo en septiembre.

“No voy a ir a Los Pinos, esa residencia oficial está embrujada”

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A partir del 1 de diciembre el sitio estará abierto al público FOTOGRAFÍA: Especial

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