El Frente y el voto útil
Si AMLO es la causa de la creación de la coalición PAN-PRD-MC, el PRI ha sido factor para que cobre fuerza e impulso; la hostilidad abierta del gobierno y el PRI hacia Ricardo Anaya le da credibilidad a su condición opositora
Es un paso histórico que PAN, PRD y Movimiento Ciudadano hayan logrado el acuerdo de coalición para enfrentar juntos el desafío de 2018. Ganar la elección no necesariamente es prevalecer en la contienda presidencial, se trata de obtener el porcentaje de votos suficiente para lograr una representación parlamentaria significativa y, de paso, las prerrogativas electorales. Es la crónica de un esfuerzo difícil e incierto de cuatro meses encabezado por las dirigencias de los partidos y, también, del jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, factor clave para lograr el acuerdo final que abriría la puerta para que fuera el PAN el que definiera la candidatura presidencial, esto es, Ricardo Anaya.
Con el Frente los términos de la contienda se modifican. Lo que se perfilaba como una competencia de dos puede modificarse al impulsar a Ricardo Anaya como un contendiente fuerte y con posibilidades de triunfo. Alejandra Barrales también queda habilitada como candidata a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México.
El autor del Frente es López Obrador. Es impensable que la soberbia o el agravio de Andrés Manuel llevara a crear un proyecto que le disminuye y le pone en riesgo. Arrinconar al PRD y Movimiento Ciudadano durante la elección del Estado de México le costó el triunfo. La incursión de Juan Zepeda confrontando a Morena y a su líder López Obrador fue factor para la derrota. Ahora la situación se repite en una edición diferente: una coalición que incluye a dos de sus aliados históricos con el partido que gobernó el país durante 12 años y un prospecto de candidato que ha mostrado eficacia, resistencia y la habilidad para concertar más allá de lo pensable.
Si AMLO es la causa de la creación del Frente, el PRI ha sido factor para que cobrara fuerza e impulso. La hostilidad abierta del gobierno y del PRI hacia Ricardo Anaya le da credibilidad a su condición opositora. Esto inhabilita a López Obrador para señalarle como una expresión de la mafia del poder, recurso utilizado por el tabasqueño para diferenciarse del conjunto y asumirse como el único opositor. Así, el Frente y su candidato serán una amenaza en la medida en que puedan disputarle a AMLO la condición de opción radical contra el orden de cosas.
El Frente cobra fuerza en el momento y en el espacio que más lo necesita. Esto puede resultarle fatal al Morena. Si Alejandra Barrales prende como candidata en Ciudad de México y Juan Zepeda es factor en el Estado de México, comprometería la zona que habría de aportarle a AMLO más de la tercera parte de los votos nacionales.
La circunstancia del país favorece a AMLO. Una campaña sin competencia, como lo ha hecho en los últimos años, le ha permitido consolidarse con ventaja en las intenciones de voto. Los estudios muestran que quienes optan por él están decididos y por lo mismo su volatilidad es
Si la alianza prende en CdMx y en Edomex, comprometería la zona que habría de aportarle a AMLO más votos nacionales
baja, a pesar del tiempo y de los errores como es el deslizar una propuesta de amnistía a los criminales.
Así como los errores no merman el apoyo que tiene, la campaña negra contra AMLO no lo debilita, lo fortalece. La única manera de mermar su fortaleza es disputarle su condición opositora. Por ello con habilidad y eficacia hasta ahora el tabasqueño descalificaba cualquier proyecto opositor alternativo, viniera del PAN, El Bronco o del PRD. En la medida en que Ricardo Anaya y el Frente se adviertan en la disputa por el cambio y el rechazo al orden de cosas, la situación puede cambiar.
En la opinión de muchos esto abre la puerta para que José Antonio Meade pueda ganar. Sin embargo, si es el cambio el concepto eje para definir la intención de voto de los electores indecisos e independientes de los partidos, Meade tendría que dar un giro a su campaña de inicio para mostrarse más en función del cambio que de la continuidad. Como tal, Ricardo Anaya puede ser más que un tercer candidato competitivo como ocurrió con Josefina Vázquez Mota en la elección pasada, un opositor en el segundo sitio de las preferencias.
Una tesis plausible del desenlace de la elección es que cualquiera que iguale o se le aproxime a AMLO en las semanas próximas a la elección obtendría en su favor el “voto útil” de aquellos que temen o rechazan la idea de que López Obrador y Morena alcancen la Presidencia de la República. Con ello se inscriben dos posibles resultados: la derrota de AMLO y un tercer lugar muy disminuido precisamente como efecto de la migración de preferencias, como le ocurrió a Cuauhtémoc Cárdenas en 2000 y a Roberto Madrazo en 2006.