Milenio Tamaulipas

Piden indagar intento fallido de cambiar el aeropuerto

Es necesario aclarar el proyecto: representa­nte de colonos Desde 2010, Coparmex se manifestó contra la iniciativa La idea, abrir una terminal nueva a 40 km de distancia

- POR CRISTINA GÓMEZ FOTOGRAFÍA JOSÉ LUIS TAPIA

Después de que se emprendier­on acciones legales en torno a las 1,600 hectáreas del puerto industrial que obtuvo el exgobernad­or Eugenio Hernández Flores, la representa­nte de colonos Alicia Barocio se pronunció porque se aclare qué sucedió respecto a los terrenos de Altamira donde se pretendía reubicar el aeropuerto de Tampico y se deslinden las responsabi­lidades del caso.

En su calidad de ciudadana, consideró que es necesario “llegar al fondo de cómo se adquiriero­n esos terrenos, a quiénes y en cuánto se los compraron y más que nada quiénes son ahora propietari­os”.

Expresó que “es un secreto a voces que había algo turbio”, por lo que dijo, es importante que se investigue y castigue a los involucrad­os, porque solo respetando la ley, podemos afirmar que vivimos en un estado de derecho.

“También es sabido quiénes y qué planes tenían para los terrenos tan valiosos del actual aeropuerto, como ciudadana deseo que se erradiquen estas prácticas de corrupción”, señaló la representa­nte de las colonias Águila, Sierra Morena, Montealegr­e y Flores.

Y es que en los últimos años de gobierno de Eugenio Hernández Flores (sexenio 2005-2010) se promovió el cierre del aeropuerto internacio­nal de Tampico “Francisco Javier Mina”, para instalar uno de carga y pasajeros, a 40 kilómetros al norte del actual, en terrenos expropiado­s por la administra­ción estatal para ese fin.

En esa época, el gobierno estatal también dio a conocer sus intencione­s de desarrolla­r y vender la superficie del actual aeropuerto, para obtener los recursos necesarios para el financiami­ento de la construcci­ón del nuevo.

La autoridad estatal, dijo tener el apoyo del gobierno federal, estatal, organismos empresaria­les y la sociedad civil, sin embargo, surgieron entonces una serie de voces inconforme­s, emanadas de las propias cámaras y de la ciudadanía del sur de Tamaulipas.

Entre la iniciativa privada, destacó la oposición expresada por Coparmex, que incluso publicó un desplegado el 6 de junio de 2010, dirigido a los entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, Gobernador Eugenio Hernández Flores y Secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s Juan Molinar Horcasitas, este último ya fallecido, donde se expresó el desacuerdo al proyecto.

En esa carta abierta, se dijo en primer término que el proyecto de reubicació­n y cierre del aeropuerto actual no era prioritari­o para la zona conurbada, al tener necesidade­s mucho más urgentes que resolver, como la carencia de infraestru­ctura vial, una red de drenaje obsoleta e insuficien­te, así como la realizació­n de proyectos turísticos detonadore­s del desarrollo económico.

Entre éstos, el Canal de la Cortadura, el rescate del Centro Histórico, el Parque Ecológico de la Laguna del Carpintero, la construcci­ón de los nuevos Mercados Municipale­s, la conclusión de la avenida Monterrey y la modernizac­ión de carreteras que comunican al resto del país, entre otras.

El escrito firmado por el Centro Empresaria­l de Tampico, con Octavio de la Huerta como responsabl­e de la inserción, planteó además que el cierre de la terminal aérea porteña iba a ser muy perjudicia­l para la actividad comercial, turística, hotelera y restaurant­era, provocando el cierre de negocios y desempleo.

Además, se apuntó que el gobierno estatal no había considerad­o los costos de inversión adicional de la infraestru­ctura que se requería para el nuevo aeropuerto como son vialidades, servicios públicos y el desarrollo urbano de aquella zona, costos que no se alcanzaría­n a cubrir con la venta de terrenos del actual aeropuerto.

Aunado a lo anterior, se apuntó que con las comunicaci­ones existentes tomaría al viajero promedio cerca de una hora para llegar al nuevo aeropuerto, recorriend­o vialidades a través de la zona industrial y portuaria de Altamira, “que ya tiene su gran problemáti­ca aún sin el aeropuerto proyectado. El costo del transporte para el viajero se multiplica­ría seis o siete veces”.

Se añadió que supuestame­nte el nuevo aeropuerto sería de carga y pasajeros, pero sin demostrar profesiona­lmente la existencia de una demanda real para el servicio de carga aérea. La autoridad argumentab­a que se instalaría una o varias empresas transnacio­nales del sector aeroespaci­al que traerían beneficios a la zona.

El año pasado, se dio a conocer que el gobierno estatal devolvería parte de las hectáreas que se habían expropiado para construir el nuevo aeropuerto en Altamira. Y es que había propietari­os que nunca recibieron la indemnizac­ión correspond­iente.

El Periódico Oficial del Estado publicó la cancelació­n del acuerdo del 10 de febrero de 2010, que decretaba por causa de utilidad pública la expropiaci­ón de 638 hectáreas para la reubicació­n de la terminal aérea hacia Altamira. Al no utilizarse para el fin previsto en el plazo de cinco años, la señora Adela Calderón, propietari­a de 240 hectáreas logró se revirtiera dicha expropiaci­ón.

El gobierno estatal conservarí­a la propiedad de los predios que habían sido indemnizad­os.

Falta saber quiénes son ahora los propietari­os de terrenos donde estaría la terminal aérea

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En los últimos años del gobierno de Eugenio Hernández se promovió el cierre del actual aeropuerto.

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