Luchando por un sueño
No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché a alguien decir que los inmigrantes indocumentados viven en las sombras, pero la descripción se ha convertido en un lugar común entre quienes intentamos explicar las circunstancias que enfrentan las personas que residen en Estados Unidos sin autorización.
Ser un inmigrante indocumentado en la América de Trump es vivir bajo acecho en una sociedad que los necesita, los explota y luego los utiliza como chivos expiatorios. Una sociedad que promueve la existencia de esta subclase a la que se le exige ocuparse de los trabajos más demandantes, sin los derechos más básicos. Que pide el muro en la frontera y cien metros más adelante pide mano de obra barata.
Estas son las circunstancias que impulsaron la creación del movimiento conocido como los dreamers, una nueva generación de indocumentados que trajo luz a este mundo de sombras. Los jóvenes soñadores se han convertido en la voz que no tuvieron sus padres y, al hacerlo, se han posicionado al frente de la nueva lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
Los soñadores toman la estafeta en una larga cadena de luchadores sociales que han avanzado los derechos de las llamadas minorías en este país. Los afroamericanos, las mujeres y la comunidad LGBTQ. Su valiente activismo resultó en la creación del programa de acción diferida en 2012 con el que hasta hoy cerca de 800 mil jóvenes han conseguido permisos para trabajar y estudiar, sin ser sujetos a la deportación. Beneficios derivados de una orden ejecutiva firmada por el presidente Obama luego de que los republicanos en la legislatura anterior rechazaran convertir esta iniciativa en ley.
El logro de estos soñadores no ha llegado sin resistencia. Sobre todo, entre un poderoso segmento del partido republicano que rechaza cualquier vía hacia la legalización de estos jóvenes tan estadunidenses como cualquier otro. Un sector de la ultra derecha envalentonado por la llegada de Trump a la Casa Blanca y su retórica antiinmigrante.
La administración Trump ha anunciado que a partir del próximo 5 de octubre se cierran las inscripciones para ampararse a la acción diferida. La fecha marca el inicio de una batalla que muchos de estos jóvenes jamás pensaron librar, pero para la que se han preparado toda su vida. Estos jóvenes están luchando por un sueño, el sueño americano.