Siete medidas fructíferas para la vida
Recién celebramos 60 años de mi esposo Álvaro Alejandro, hombre cabal y adelantado a su tiempo, pues cultivando lo que ahora se conoce como nuevas masculinidades, nunca ha dejado de alentarme y apoyarme en mis actividades profesionales y ha sido el soporte esencial de nuestro hogar. Y pese a momentos de dificultades y tristezas llegamos a esta etapa razonadamente felices, porque jamás nos hemos apartado de nuestros valores, los cuales invariablemente me permito recomendar, especialmente a los jóvenes y estudiantes con quienes dialogo en mis frecuentes conferencias.
1) Hacer siempre lo correcto: fijarse una línea de conducta sustentada en principios éticos y seguirla con férrea voluntad para sortear las tentaciones que continuamente aparecen e invitan a desviarse del camino.
2) Realizar el máximo esfuerzo, hasta el límite: por muy grande o pequeño que sea el
trabajo o reto a cumplir, al finalizar la jornada uno debe sentirse totalmente satisfecho, aun cuando no se triunfe o no se alcancen las expectativas a los ojos de otros.
3) Tratar a los demás como queremos
traten a nuestros seres más queridos: tan importante es la persona que limpia una oficina presidencial como aquella que la ocupa, pues los dos son individuos con iguales derechos y dignidad humana.
4) Escuchar la voz interior: cotidianamente se reciben consejos, pero muchas veces se prefieren aquellos que halagan o hacen sentir bien y no necesariamente son los mejores; por ello, hay que hacer un alto y en soledad atender la conciencia, la sensibilidad y el instinto propio.
5) Elegir con todo cuidado y actuar asertivamente: la existencia es un proceso de alternativas y elecciones constantes; así, se deben analizar una y otra vez las causas y
consecuencias previsibles de aquellas y, luego de tomada la decisión, actuar con oportunidad, seguridad y entereza.
6) Tener valor y carácter, por difícil que
resulte: lo que separa a las personas exitosas de las demás es la forma cómo deciden enfrentar los problemas y crisis, que son para resolverse y no fenecer ante ellos.
7) Ejercer el poder con firmeza: en el campo profesional se tienen responsabilidades que, por elevadas o modestas, significan mando y/o capacidad de decisión. Pero lo trascendental será usarlo para transformar positivamente la realidad y promover el bien colectivo.
Con lo anterior, no pretendo descubrir el hilo negro ni construir un catecismo para la conducta humana. Solo comparto modestamente mi experiencia de vida con esas medidas, que estoy consciente es muchísimo más fácil platicarlas que practicarlas… M