Y ¿qué con la Universidad Nacional Autónoma de México? (II)
EA Eloy Fernández Valera
n el contexto cultural, social, político y educativo de una semana que encierra aniversarios, protestas, conmemoraciones, resoluciones jurídicas, tormentas y sequías, que además la salpican y acompañan con hechos de violencia casi de presencia permanente en la vida cotidiana de la sociedad mexicana en general y, sobre todo, en las actividades de los adolescentes y jóvenes como son los sucesos de los normalistas de Ayotzinapa y las remembranzas del 2 de octubre de 1968; amparos y salvaguardas a grupos y a individuos por desapariciones y secuestros. De las luchas feministas y de género. Votación en el Senado. Asaltos en el transporte y a los transportistas. Tenemos también la continuación de los migrantes con su problemática.
Y de concierto masivos gratuitos en uno de los corazones de la Ciudad de México, tenemos que seguir haciendo la referencia al gran fracaso total del equipo de futbol de los Pumas de la UNAM, llevados a la debacle por su decadente, inoperante y frustante exestrella brasileña Dani Alves y por sus cómplices e igualmente corresponsables del grupo comercial que medró y mal utilizó los símbolos de la UNAM, como ya lo hemos advertido y señalado.
Dijimos también que íbamos a referir algunos antecedentes que, quizá, podrían explicar en parte las posibles causas y razones de esta situación en torno a los malos y erróneos manejos sobre el futbol de los universitarios y su gran fracaso. Para ello, les compartiremos, amables lectores de MILENIO Puebla las investigaciones coordinadas por Mauricio Romero, investigador de “ContralíneaPeriodismo de investigación”, dada a conocer públicamente el 26 de enero de 2014 con encabezados como: “Fraude a la UNAM”. “En 37 años el equipo no entrega regalías”. “El Club es una entidad privada desde 1977”.
Menciona Romero: “De acuerdo con información proporcionada por la Dirección General del Patrimonio Universitario, la UNAM ‘tiene celebrado con el Club Universidad Nacional, AC, un convenio de licencia de uso de marcas, mediante el cual le confiere y otorga licencia exclusiva al Club para utilizar, explotar y sublicenciar las marcas consistentes en la Cara Estilizada del PUMA y la palabra PUMAS por sí mismo o a través de terceros’” (sic), de acuerdo con la información proporcionada por la Universidad en respuesta a las solicitudes de información F8797 y F9463, presentadas por este semanario.
Veamos: “La Universidad le da a una asociación civil la exclusividad de que utilice su logotipo, su estadio (…) una serie de recursos públicos, sin nada a cambio. Debería tener algún retorno de ingresos, de inversión, pues son recursos públicos y tú no los puedes regalar a una empresa privada. Es un delito”, considera Ernesto Villanueva, investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
“Cuando entras a CU (Ciudad Universitaria) está el escudo de la UNAM, está el de los Pumas y por ahí dice: ‘Estás entrando a territorio puma’. Hacen referencia a que el Club y la Universidad son lo mismo. Es una privatización perfecta porque es encubierta”, asevera el doctor Marco Antonio González Pérez, especialista en sicología social y política.