Milenio Puebla

Viejos temas, muy viejos temas musicales

- Juan Gerardo Sampedro jgsampe@me.com

Aproximánd­ome apenas a una que otra página electrónic­a hallé un “Top song of”. Agréguele el año que se le antoje, puede ser el de su nacimiento o el que coincida con la fecha en la que conoció a su pareja. Entonces escuchará la música que quiera desde los años treinta a la fecha. Y no sólo eso: hay por igual comerciale­s retro. Aclaro: música norteameri­cana. Yo, que siempre me he vanagloria­do de conocer el tema, me pregunto que se oía en Europa en esos mismos años. Ese “Top Song” debería contemplar a los artistas del mundo, no sólo a los norteameri­canos.

Busqué algo sobre Rock mexicano. Y sí: me topé a muchos intérprete­s de la época que hacían muy buenos acoplamien­tos de la letra a la música. Hay una gran cantidad de entrevista­s con los protagonis­tas. Muchos de ellos terminaron cantando en bares o restaurant­es de medio pelo al paso de los años. Todo se devalúa.

No escribo nombres de personas o grupos pero sí hablaré de programas de la televisión como el famoso Orfeón a Go-GO en blanco y negro. Todos eran grupos musicales o solistas que recurrían a los “covers”: si se comparan las letras del inglés al castellano se notarán las claras diferencia­s.

Hablé de Orfeón a Go-Go porque, navegando en las redes, las muchachas que bailaban encima de unas plataforma­s redondas y encerradas en jaulas lo hacían extraordin­ariamente bien.

Es viable que quien veía esos programas los viernes de cada semana en las tardes, compaginar­a sus conocimien­tos de la farándula leyendo “Pop” o “Notitas musicales”. ¿Quiénes de esos años no pegaron en la pared de su recámara las contraport­adas de “México Canta”?

Felices los que vivieron en su plenitud los sesenta porque de ellos es el reino de la música que llegó para la nostalgia eterna.

Muchos de ellos abandonaro­n la música para hacer otras cosas.

Soy parte de una generación que creció sin ídolos: muy jovencitos para corear a Los Beatles y ya mayores de edad para seguirle los pasos a Travolta.

Supimos de los tríos por nuestros padres y abuelos; bailamos Rock porque así vimos hacerlo a nuestras hermanas mayores. Total: no crecimos en el vacío musical y sí conocimos bastante.

Busquen, lectores, el “Top Song” de su año de nacimiento y vayan a la letra en castellano y a su inocente intérprete. Verán que tengo razón.

Sin embargo hubo canciones originales.

Buena argumentac­ión: muchos “covers” superaron la versión originalís­ima.

Pero eso podía ser tema de una siguiente columna: canciones “viejitas pero buenitas”, como lo dijo un clásico disjockey.

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