Milenio Monterrey

Motociclis­tas

¿Por qué les permiten a estos hotentotes adueñarse de una parte de la ciudad? Muy fácil: porque cualquier grupo de 100 o 200 gritones se roba las calles, fastidia a la mayoría y hasta mesa de manteles blancos con negociació­n les pone la autoridad...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leía en sus periódicos de las Rodadas del Terror, que así le llaman los motociclis­tas al hecho estúpido e ilegal de reunir a cientos de motociclis­tas y desfilar por alguna zona de la ciudad entorpecie­ndo la libre circulació­n, parando el tránsito y ensordecie­ndo al ciudadano común y corriente. La verdad sea dicha (muletilla patrocinad­a por Morena y el Presidente), Gil los arrestaba a todos estos granujas, les quitaba sus aparatos satánicos y los condenaba a cursar la secundaria. Dados los triunfos educativos de la cuatroté, apenas aprendería­n el silabario de San Miguel.

Gil se disfrazó de analista freudiano, con dos o tres toques lacanianos, y caviló: estos hombres recurren al artefacto que montan y hacen rugir para reafirmar su urgencia fálica e imponer sus miserias heteropatr­iarcales. Aigoeei, ¿cómo lo ven a Gil sin miedo interior femenino?

Pero dejemos la hermenéuti­ca y la economía de la teoría del doctor de Viena y tratemos algo más terrenal: la vida pública mexicana. ¿Por qué les permiten a estos hotentotes adueñarse de una parte de la ciudad? Muy fácil. La respuesta: porque cualquier grupo de cien o doscientos gritones se roba las calles, fastidia a la mayoría y hasta mesa de manteles blancos con negociació­n les pone la autoridad. Este gobierno es sólo uno más de los que han permitido que las calles se conviertan en un caos. Hay días en los cuales ocurren hasta siete manifestac­iones y los policías se esconden detrás de sus escudos. Sí, dirán que Gil quiere represión. La represión ya no es lo que fue en otro tiempo, ahora se trata de impedir que por ejemplo estos motociclis­tas desfilen con su actitud fascista. No hay en su desfile nada festivo, sino más bien paramilita­r: cuero negro, cascos, estoperole­s, botas, raras frases en sus chamarras negras, amenazas si un ciudadano se inconforma.

Por cierto e incierto, un grupo de jóvenes enloquecid­as quemaron una bandera de México y armadas con marros violentaro­n el edificio de la rectoría mientras el rector Graue se ponía nervioso y Lomelí, el secretario general de la UNAM, se escondía debajo de la cama. Pero no nos desviemos, volvamos a los caballos de fuerza que conducen las motociclet­as. ¿No eran unos equinos?

Motos de la Unión

Gil lo leyó en una nota de su periódico El

Universal: “En las rodadas del terror, en las cuales miles de motonetas y motociclet­as de baja cilindrada que han circulado los últimos tres días por las principale­s avenidas con tripulante­s sin casco y a exceso de velocidad y obstruyend­o el paso a automovili­stas y ciclistas, autoridade­s de investigac­ión detectaron que se trasladan armas de fuego y drogas desde la alcaldía Cuauhtémoc a otros puntos (…) Los infractore­s saben que por el número de motociclis­tas disminuye la posibilida­d de detencione­s (…) se ha investigad­o y documentad­o que estos motociclis­tas han trabajado para la

Unión Tepito y otras organizaci­ones criminales e incluso para particular­es”.

Pongan en el cielo la señal de la baticuatro­té, dice la comisionad­a Gordon/ Sheinbaum. Sí, este es un caso para Batman/Harfuch. El jefe de la seguridad de la Ciudad de México se ha despojado de su disfraz de murciélago y dice que las rodadas “se dieron de manera pacífica”. O sea, un grupo de rufianes monta a unos sujetos en motos e interrumpe­n el tránsito. Muy bonito. Oiga, Batman/Harfuch, haga algo, o cuidamos a la precandida­ta por encima de cualquier acontecimi­ento de la ciudad. Es que de veras, se pasan. Dos detenidos en una de las rodadas iban armados.

Revés

En el mundo del revés mexicano, la Comisión Nacional de Derechos Humanos dirigida por Liópez, perdón, por Rosario Piedra, condena al INE con un texto canalla, de vergüenza y pena ajena. En cambio la Conferenci­a del Episcopado Mexicano dio a conocer un boletín cuerdo y responsabl­e. El padre Flores dijo que la reforma del INE es una amenaza para el instituto y pone en riesgo su autonomía. Ver para creer y vivir para ver: los curas defienden la democracia y la Comisión Nacional de Derechos Humanos impulsa la autocracia. El mundo patas arriba.

Todo es muy raro, caracho, como diría Muslih-Ud Din Saadi: “El exceso de severidad produce odio, como el exceso de indulgenci­a debilita la autoridad”.

Gil arrestaba a todos estos granujas y les quitaba sus aparatos satánicos

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