Nostalgia por Mao
La ceremonia virtual ayer en conmemoración de la fundación de la República Popular China, hace 73 años, fue el escenario ideal para que los morenos José Narro Céspedes y Yeidckol Polevnsky se envolvieran en la bandera roja con estrellas amarillas de cinco puntas, tejiendo discursos en los que primero el senador sucumbió a la nostalgia, con recuerdos sobre Lázaro Cárdenas y Luis Echeverría, mientras que la diputada, célebre por su narrativa comunista, no se contuvo para citar a Mao Zedong.
Antes el embajador Zhu Qingqiao hizo un repaso sobre la realidad de su país a partir del socialismo con características chinas y sus avances notables en deporte, ciencia y tecnología, además de su boom de crecimiento económico que aporta casi un tercio del global y un récord en ingreso per cápita en los últimos dos años. Resumió: China ha alcanzado una “modesta prosperidad”.
El representante de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue Fernando González Saiffe, director del área AsiaPacífico, quien hizo una exposición sobre la relación bilateral, citó a Confucio y cerró su breve intervención celebrando porque “el águila y el dragón crecen juntos”. Más breves, pero puntuales, los representantes de la Defensa Nacional, Celestino Ávila Astudillo, y de Marina, Juan José Padilla Olmos, saludaron la amistad binacional.
Después vino el turno de Narro, quien celebró al gigante asiático como el nuevo paradigma de la modernización y de desarrollo pacífico, destacó el diálogo y la cooperación durante la pandemia y censuró la reciente visita de la congresista estadunidense Nancy Pelosi a Taiwán, reivindicando el planteamiento de una sola China.
Ya enfilada, Polevnsky no se iba a quedar atrás y defendió también el principio de una sola China, censuró los intentos de Taiwán por “manipular” y de “meterse al Congreso” mexicano, festejó que Pekín “haya roto todos los paradigmas” y trajo a la ceremonia a Mao, a quien ni el embajador había mencionado. Más: propuso que haya interparlamentarias cada año y que las comitivas se vayan alternando la sede.
El espectáculo de acrobacia y magia que amenizó la ceremonia, en 10 actos con paraguas, copas y aros, se llamó El espléndido río Qiantang.
Polevnsky, célebre por su narrativa comunista, no se contuvo para citarlo