Reportaje
Realizan las mismas actividades que los hombres con el único fin de eficientar la labor anticrimen
La plataforma de lanzamiento se abre lentamente. El aire que el avión militar corta a una velocidad de 250 kilómetros por hora ejerce una presión indecible hacia el interior de la aeronave; los cuerpos vulnerables dependen del cable ancla al que están sujetos, formados en hilera en espera de su turno. La mente tiende a descontrolarse ante el vacío. Ella solo piensa en sus hijos y se repite: “Arriba solamente Dios, abajo la Tierra, pero nosotros vamos del cielo a la misión”. Entonces se lanza a mil 500 pies de altura para caer a una velocidad de cinco metros por segundo.
Tiene 19 años, hace 16 meses asistió a la exposición militar “La gran fuerza de México” y de regreso a casa pidió permiso a sus padres para enlistarse como soldado. En su natal Monterrey dejó a sus dos hijos y viajó a Ciudad de México para causar alta en el Ejército yalcanzarsuanheloderealizarsalto libre de un avión a 15 mil o 18 mil pies de altura. La soldado fusilero paracaidista Aurora Catalina Valenciahizounsaltoderampayestá
a un salto y un día de graduarse.
“Yosientounamezclademiedoadrenalina cuando encienden los rotores.Nomeapenadecirqueme da miedo porque nunca hay que perderleelmiedoalparacaídas.Jamás. Le tenemos respeto porque en el momento en que uno sale no sabe lo que puede llegar a pasar”, dice esta joven regiomontana.
Ella es de Las Chutes pioneras, de las pocas mujeres que se han enlistado en esta brigada de fusileros paracaidistas que desde hace 2 años acepta mujeres entre sus filas. Es una de las 80 militares femeninas entre un total de 2 mil