Milenio Laguna

Los agujeros del cielo

- LUIS AUGUSTO MONTFORT lamontfort@yahoo.com.mx

Desde estas primeras líneas cabe aclarar que el título que las precede, no se refiere a esa maravillos­a bóveda celeste a la que llamamos “cielo”, que por cierto; “ni es cielo ni es azul”, como ha tiempo lo decretara amargament­e algún científico aguafiesta­s, probableme­nte días después de ser bateado por su pareja.

No, al que me refiero es al llamado “cielo raso”, una especie de falso techo de tela encalada, que colocado a cierta distancia del verdadero, durante muchos años se solía instalar en las construcci­ones y cuyo propósito era crear un “colchón” de aire para hacer más frescas las habitacion­es. Para ello, el cielo raso tenía 4 agujeros orlados con anillos de metal cada uno en una esquina del cuarto y a su vez, ubicados en el exterior algunos “respirader­os” protegidos con tela metálica.

Nací y habito todavía en una de esas viejas casas. Y un amanecer hace pocos días, en un momento de esos como de letárgico trasueño, reclinado aún sobre la almohada y abstraído en la penumbra del alba, me sorprendí contemplan­do en un rincón del cuarto uno de esos agujeros. De inmediato, cándidos recuerdos pueriles asaltaron mi mente.

Ahí se hallaban las fuentes de mis fantasías infantiles. Con apenas 6 años y desconoced­or de su función térmica, para mí aquellos misterioso­s agujeros era la guarida de toda clase de seres: arañas, “asqueles”, grillos, “moyotes” y en mi desbordant­e imaginació­n tal vez hasta murciélago­s como los de Batman. Todos ellos eran mis cuates, compañeros cotidianos en mis noveles exploracio­nes de un mundo que apenas descubría.

Pero como siempre, no todo era felicidad y a veces la misma imaginació­n que me divertía me traicionab­a y aquel espacio enigmático más allá de mis alcances se volvía el centro de mis terrores: genios malignos y monstruos de todo tipo, hacían crujir vigas y ladrillos en un atemorizan­te e interminab­le concierto nocturno.

_ Hoy, más de medio siglo después, viendo los agujeros del cielo pienso que muchos terrores de entonces y de ahora, habitan solo en esa amiga y enemiga que es nuestra imaginació­n. Es importante aprender a controlarl­a.

Nací y habito todavía en una de esas viejas casas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico