“Mitos y Realidades de los Debates en México”
M ito: Los debates son una oportunidad para escuchar y diferenciar las propuestas de los candidatos.
Realidad: Falso. Como lo enfatiza, Jorge Zepeda Patterson “una comparecencia de 5 expositores con escaso margen para la réplica tiene todo para convertirse en un listado de buenas intenciones; total, prometer no empobrece. No hay tiempo ni forma de mostrar cuan inviables o incluso contraproducentes pueden ser algunos de los maravillosos planes que salen de los labios de los suspirantes a la silla presidencial. Y tampoco es que los contraargumentos de los rivales sirvan de mucho. Lo que buscarán es descalificar al contrario con la frase ingeniosa, aquella que pueda humillar y convertirse en un meme viral en las redes sociales”.
Mito: En los debates siempre hay un ganador o un perdedor absoluto.
Realidad: Falso. Esa percepción de victoria o derrota, depende más de la capacidad de los equipos de campaña de cada candidato para manipular los resultados del informe en medios de comunicación y redes sociales. Zepeda Patterson lo precisa de esta manera: “Lo que sucede en las siguientes horas y días posteriores al debate resulta tan ilustrativo como contemplar un hormiguero en vitrina transparente. Cada cual moviendo a sus huestes, jalando los hilos, magnificando la frase de su campeón y cubriendo de oprobio el desliz real o inventado de un rival”.
Mito: Los debates definen el rumbo de los votantes indecisos por un candidato.
Realidad: Falso. Los votos de los indecisos se fragmentan en distintos candidatos y no se depositan en un solo.
Mito: Los debates pueden determinar el curso de una elección.
Realidad: Falso. Héctor Aguilar Camín, demuestra que con excepción del debate de 1994, entre Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas, “que le dio al primero una ganancia de 14 puntos (que desaprovechó), ningún otro debate ha dado al triunfador más de 4 puntos de ganancia”. Esos 4 puntos pueden otorgar el triunfo a un candidato en una elección cerrada, pero la actual no tiene visos de serlo. M