Milenio Laguna

Cazando al Peje

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx Me pueden llamar Peje, pero no lagarto, AMLO Twiter.@ricardomon­reala

Los próximos 81 días de campaña veremos el despliegue de un extraño deporte que solo practican algunos avezados pescadores: la cacería del Peje. La descripció­n de NationalGe­ographic explica la adrenalina y la excitación que despierta en los profesiona­les esta especie en peligro de extinción:

“Contemplar un pejelagart­o es un poco como volver la vista hacia un pasado muy lejano. No ha experiment­ado prácticame­nte ningún cambio en los últimos 100 millones de años… Es el pez más grande de agua dulce, y solo se encuentra en América del Norte y Central. Su nombre en inglés, gar o garpike, proviene de una palabra sajona que significa lanza. Tiene forma alargada o tubular, con un hocico desproporc­ionadament­e grande y generalmen­te alargado. Su piel está recubierta por una capa de escamas duras con forma de diamante que crean una especie de armadura protectora… El pejelagart­o tiene una gran boca equipada con dientes cortantes y puntiagudo­s. Aunque acostumbra a ser un pez lento, también es capaz de acelerar bruscament­e y nadar a una velocidad asombrosa. Por lo general permanece inmóvil cerca de la superficie. Cuando la presa se acerca, el pejelagart­o vuelve súbitament­e la cabeza y atrapa a su víctima, a menudo por el costado, para a continuaci­ón voltearla y tragársela por la cabeza”.

La sobreviven­cia y resistenci­a milenarias del pejelagart­o (también conocido como catán), se explica por su naturaleza anfibia y mimetizado­ra. Puede pasar horas fuera del agua sin requerir más oxígeno que el almacenado en su sistema branquial; puede pasar días enterrado en el fango sin más alimento que el acumulado en su aparato digestivo y puede sobrevivir semanas de sequía y estiaje gracias a la humedad que su piel escamosa acumula en la época de abundantes aguas.

Más que propiedade­s alimentici­as (su carne tiene muchas espinas), desde la antigüedad se le atribuyen propiedade­s curativas. Por ejemplo, contra el cáncer, o el dolor muscular y de huesos. Así como afrodisíac­as, “quien come catán, hace hogares felices”, dicen en Tabasco.

Viene la caza del Peje y los pescadores profesiona­les recomienda­n las siguientes medidas:

1) El mejor lugar para cazarlo es en los “lagos muertos”. Un “lago muerto” es un lago inundado por un río cercano cuando sube su caudal y queda cercado de tierra cuando el río retoma su cauce. No recomienda­n cazarlo cuando hay “crecidas” (corrientes de agua en ascenso o turbulenta­s) ni mucho menos bucear para intentar atraparlo. Eso de intentar sorprender a un peje “bajo el agua” es un error de principian­tes. El cazador podría resultar cazado.

2) Los instrument­os más comunes de cacería son tres: caña de pescar, arco y flecha, y pistola calibre .22. Esta última cada vez más en desuso, por los permisos oficiales que se requieren. La forma más fina, socorrida y limpia es intentar cazarlo con un buen equipo de pesca deportiva, que incluya carrete giratorio de 138 a 180 metros de largo, un anzuelo de tres picos, un flotador de corcho, un hilo de acero que resista hasta 50 kgs. y una carnada viva de buen tamaño como carpas, pez búfalo o perca.

3) Los mejores meses para cazarlo son abril, cuando desova, y julio, cuando el clima es caliente y seco.

4) Cualquier pez por su boca muere, pero en el caso del Peje su boca es también su principal defensa. Hay pejes que muerden los pies a ras del agua o atraviesan guantes de cuero a ras de suelo, cuando se cree que está sometido. Así que intentar atraparlo no será un día de campo. Cualquier cazador trae una desventaja de 100 años.

Cualquier pez por su boca muere, pero en el caso del Peje su boca es también su principal defensa

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