Escribir, pasión esencial de Amparo Dávila a los 90 años
“Me da mucho gusto que los jóvenes escriban literatura de terror o de lo que sea, pero que sea buena”, señala la autora zacatecana
Sigo escribiendo. Quiero publicar poemas chiquitos, de ayer y de hoy; luego las semblanzas, que son varias. Una es de Pinos, Zacatecas, otra la de mi muerte”.
Así lo dijo la escritora Amparo Dávila, quien el 21 de febrero cumplirá 90 años. Por esto, el INBA, por medio de la Coordinación Nacional de Literatura, organiza una jornada con diversas actividades para celebrar ala autor a de Árboles petrificados.
Los actos, que se realizan este mes en el Palacio de Bellas Artes y el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, abordan la figura de la cuentista como influencia entre las nuevas generaciones.
La narradora comentó: “Me da mucho gusto que los jóvenes escriban literatura de terror o de lo que sea, pero que escriban buena literatura, que no sea a base de pura inteligencia, aunque yo creo en la sensibilidad, indudablemente”.
Pocos, pero trascendentes, son los libros que ha escrito Dávila: primero fue la poesía en Salmos bajolaluna (1950), Meditaciones ala orilla del sueño (1954) y Perfil desoledades (1954), obras que creó en su natal Pinos, Zacatecas.
Ya en la CdMx se acercó a la narrativa, y en 1959 publicó Tiempo destrozado; Música concreta, en 1964, y Árboles petrificados, en 1977, con el cual ganó el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. “Los tres volúmenes son la constatación de una obsesión, de una terquedad que asombra. El mundo de Amparo Dávila es siempre uno y lo maravilloso es que ese solo mundo es polifacético, diverso”, opinó en su momento Luis Mario Schneider.
La escritora compartió un fragmento del texto inédito titulado “La semblanza de mi muerte”: “Que no muera un día nublado ni frío de invierno, y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras... No, así no. Sin rostro que camina siempre a mi lado o que me aguarda al doblar la esquina. Y ese misterio insondable que no logramos develar y que angustia y perturba la existencia. Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y de pájaros y de flores, para buscar mi jardín del Edén, mi paraíso perdido y gozar de los frutos de la vid y de la higuera, el perfume de los cerezos y los naranjos en flor, el calor del sol que no se oculta nunca”.
La celebración por los 90 años de Amparo Dávila inició el 12 de febrero con el curso “Amparo Dávila y la literatura fantástica”, que imparte Alejandra Amatto en seis sesiones. Ofrece un panorama interpretativo general sobre la literatura fantástica en México a lo largo del siglo XX y examina la narrativa de la escritora, una de las más importantes narradoras fantásticas en Hispanoamérica.