40 SEGUNDOS PARA MOSTRAR SU TALENTO Y 10 PARA “COBRAR”
Alberto Moreno es malabarista poco común, ya que como herramienta de trabajo utiliza machetes reales
En ocasiones los conductores y pasajeros van estresados, peleando entre ellos y no hay nada como que llegue un malabarista para llamar su atención y hasta sacarles una sonrisa cuando me acerco a ellos luego de una presentación en un crucero”
Alberto Moreno es malabarista, pero no un malabarista común, ya que como herramienta de trabajo utiliza machetes reales arriesgando su integridad en cada oportunidad de presentar su talento ante su público: los conductores y pasajeros.
“Desde hace cinco años hago malabares. Primero empecé con cadenas mientras lanzaba fuego, pero al paso del tiempo vi que me estaba haciendo daño eventar disel por la boca, además de sufrir algunas quemaduras por lo que me inicié con los machetes hace dos años”, indica.
Todo inició cuando decidió salir de su casa para buscar independencia. Lo primero que hizo fue viajar solo al Festival Cervantino de Guanajuato en el que conoció a malabaristas de todo México, quienes lo inculcaron a dedicarse al arte del malabar para no pensar dejarlo nunca más.
Cada vez que se pone la luz roja del semáforo en el crucero de la Urrea, dura 40 segundos mostrando sus habilidades, 10 para recoger el dinero de quienes aporten y 30 segundos para descansar, así durante seis horas seguidas.
Alberto señala que trata de hacer pasar un momento ameno al conductor que en ocasiones está lleno de presión o estrés a cambio de una aportación voluntaria.
“En ocasiones los conductores y pasajeros van estresados, peleando entre ellos y no hay nada como que llegue un malabarista para llamar su atención y hasta sacarles una sonrisa cuando me acerco a ellos luego de una presentación en un crucero”, expresó.
Entre sus proyectos de vida, Alberto Moreno tiene en mente la creación de una marca de juguetes de malabares con precios accesibles, pues considera que los que venden en la actualidad no están al alcance de quienes desean practicar este arte, como él lo ve.
“Busco en un futuro crear monociclos, machetes, clavas, antorchas, golos y otros malabares que estén a buen precio para aquellos que quieran adentrarse al arte del malabar”.
Asegura que la gente lagunera valora su trabajo aunque existen unos que deciden no apoyarlo ante la creencia de que se gana bien en los cruceros o que buscan las ganancias para satisfacer alguna adicción, cosa que señala, no sucede en la mayoría de los casos.