PRONTO ENTRAREMOS EN LA ERA DEL HOMO ROBOTICUS El ser humano, cada vez más artificial
Greco Hernández Ramírez critica la literatura y el cine de ciencia ficción que no consideran los cambios que genera la tecnología en el hombre
El biólogo molecular Greco Hernández Ramírez sostiene que el humano cada vez es más artificial como consecuencia de la ciencia y la tecnología, por lo que en muy poco tiempo habrá una nueva especie, que él ha bautizado Homoroboticus. “Vamos a ser nuestro último invento tecnológico”, anticipa el científico mexicano, quien pasó seis años en el Max Planck Institut de Biofísica Química en Gotinga, Alemania.
Hernández Ramírez argumenta que el hombre está reconfigurando su legado biológico natural como
Homosapiens por métodos tecnológicos y ya no por mecanismos darwinianos de evolución, a tal grado que en un futuro no lejano, tras una etapa de transición con individuos intermedios ya existentes llamados “transhumanos”, surgirá una especie híbrida incapaz de reproducirse con el hombre por tantas modificaciones artificiales.
El también divulgador de la ciencia añade que está comenzando una cuarta revolución industrial provocada por la fusión de avances en la biología, la física y el mundo digital, que lleva a replantear qué significa ser humano o incluso qué es la vida si es modificada artificialmente. “Uno de los cambios más radicales que van a suceder es la fusión cada vez mayor del humano con la tecnología”, señala el investigador en entrevista con MILENIO, lo que coincide con la temporada de estreno del fi lme
BladeRunner2049, secuela de la obra maestra de Ridley Scott de 1982 sobre un futuro con una nueva especie: los replicantes.
Hernández Ramírez llama a esta etapa “la primera revolución antropogénica”, que derivará en el surgimiento de especies humanas artificiales con genoma modificado. Dice que ya se experimenta con la edición del genoma en embriones humanos en China e Inglaterra, lo que abre un debate sobre sus implicaciones. “La ciencia de frontera avanza vertiginosamente y va a traer consecuencias tremendas en muchas esferas de la vida del ser humano; nos lleva a escenarios inéditos, como la capacidad de modificar el genoma humano”, expone el científico mexicano a propósito de la aparición de su libro Homoroboticus, con el cual completa su serie de 10 ensayos sobre la creatividad científica en la biología, publicados por Siglo XXI.
Arremete contra los filmes clásicos de ciencia ficción, como StarWars, StarTrek e incluso BladeRunner, ambientados en un futuro a miles de años de distancia, pero en los que el ser humano “es pintado exactamente como es ahora”. “Puedes ver a Harrison Ford en la última película de StarWars y, como especie, él es idéntico a ti y a mí, aunque esté rodeado de robots y seres de otros planetas, aunque la robótica y la inteligencia artificial esté muy desarrollada. La mayor parte de la ciencia ficción, aun Yo,Robot, de Isaac Asimov, apuesta a que el humano quede intacto en el futuro. No sabemos cómo va a ser la vida inteligente en 100 años; no le demos la forma de ser humano, porque igual éste se extingue. (...) Esa sería, por ejemplo, mi crítica aBl ad eR un ner :¿ porqué los repli cantes quieren ser humanos? No necesitan serlo, son mucho más poderosos”, dice Greco.
Artificialidad
Pero señala que una rara excepción es justamente BladeRunner, que Ridley Scott adaptó en 1982 de la novela¿ Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), de Philip K. Dick: “La película sí presenta una fusión entre la tecnología y el ser humano. No leo mucha ciencia ficción, pero creo que se habla muy poco de la evolución hacia la artificialidad del ser humano, que en cinco mil años en el futuro es igualito a ahora, aunque esté lleno de robots pensantes. Eso no va a pasar, está completamente equivocado”, sostiene. “Sí va a haber un montón de máquinas que piensan, conscientes, porque la inteligencia artificial va rapidísimo, pero además el ser humano no va a quedar intacto, y ya está sucediendo”, dice Hernández Ramírez, biólogo por la UNAM, doctor en Ciencias por la Universidad Autónoma de Madrid e investigador en el Instituto de Bioquímica y Medicina Molecular de la Universidad de Berna, en la Universidad McGill y del Instituto Nacional de Cancerología.
Pone de ejemplo la tecnología CRISPR-Cas (por su nombre en inglés Clustered Regulary Interspaced Short Palindromic Repeat/ CRISPR-associated system), que irrumpió en 2012 y que ofrece la posibilidad de modificar “a la carta” o editar el genoma humano o de cualquier especie.