Por la integridad electoral y la vida cívica
El compromiso público que atestiguamos el día de ayer con la firma del acuerdo por la integridad electoral y la vida cívica de Jalisco, que asumieron tanto los representantes de las respectivas dirigencias estatales de los partidos políticos que participan en el proceso electoral local como por las candidatas y el candidato al gobierno de Jalisco; no es un asunto menor por dos razones fundamentales que vale la pena subrayar: por el contenido mismo de lo acordado y por la coyuntura en que se asume.
Ciertamente el que los principales actores políticos se comprometan lo mismo a respetar las reglas del proceso electoral y a informar con verdad y evidencia a la ciudadanía sobre sus propuestas y planteamientos; que a promover la paz mediante la confrontación respetuosa de las ideas, acepten ser incluyentes para que las mujeres y las personas que forman parte de los grupos en situación de vulnerabilidad participen en este proceso electoral en condiciones de igualdad y competitividad; así como sobre todo, se comprometan a reconocer los resultados electorales oficiales que son vigilados por los ciudadanos y surgen de las urnas; así como el correlativo compromiso firmado por la Consejera Presidenta por la imparcialidad y la limpieza de las elecciones, parecieran obviedades del canon de la cultura y convivencia democráticas; sin embargo, basta con palpar el sobrecalentamiento del ambiente durante las campañas políticas locales para dimensionar la relevancia del susodicho Acuerdo.
La beligerancia de las declaraciones previas realizadas por Leonel Cota Montaño, representante de Comité Ejecutivo Nacional de Morena, en contra de las autoridades electorales y del gobierno de Jalisco, con motivo de la resolución del tribunal electoral que restituye los derechos políticos de integrantes de planillas en 54 municipios, pese a las omisiones en las que incurrieron los propios partidos políticos promoventes (MILENIO JALISCO, 25 de abril) constituye apenas una probadita de lo que se vislumbra en caso de no asumir la parte que nos corresponde a todos de velar el cumplimiento de compromisos por la integridad electoral y la vida cívica en Jalisco.
La firma del acuerdo por la integridad no es un asunto menor