Elecciones a la vista
Estamos ya a un mes y medio de la jornada electoral del 6 de junio. Nos hemos distraído mucho en el debate sobre personas y en poner etiquetas y hacer señalamientos de origen no preciso; pero lo que decidamos en la jornada electoral va a tener, sin duda, una enorme trascendencia en nuestras vidas personales y en el devenir nacional.
En el orden federal vamos a recibir una sola boleta electoral: para la integración de la nueva legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. De su composición va a depender el avance en los puntos centrales como los derechos humanos vitales de todos.
En ella se va a tratar en primera instancia el tema de los derechos laborales, o sea: los derechos de la inmensa mayoría de los mexicanos que nos ganamos la vida con el esfuerzo de nuestro trabajo.
Afortunadamente soplan vientos favorables en el ámbito internacional: en Estados Unidos el presidente demócrata Joe Biden ya ha logrado importantes consensos para duplicar el salario mínimo de sus trabajadores y para aumentar los impuestos a las grandes fortunas de su país. Hasta el millonario
Jeff Bezos, dueño de Amazon, está de acuerdo en pagar más impuestos.
Igualmente ocurre en el ámbito del
Grupo de los Veinte: las economías más fuertes del mundo y en la Organización de las Naciones Unidas: impuestos fuertes a las grandes corporaciones.
Va a ser hasta divertido que, con ocasión del nuevo acuerdo comercial tripartita de América del Norte: el T-MEC, las partes laborales de Canadá y Estados Unidos quieran presionar, por razones de competencia comercial, a que el gobierno mexicano cumpla con lo que aquí está escrito en la Constitución desde 1917: artículo 123: derechos de los trabajadores y sus familias. Hace 104 años; y a que el poder adquisitivo del salario mínimo recupere el que existía en México en 1976: hace 45 años; porque hoy está todavía a la mitad de 1976.
En el ámbito local, es muy importante que la gente: la ciudadanía tenga presente que, en los ayuntamientos, como su nombre lo indica, es el poder colegiado, a diferencia del Poder Ejecutivo Federal y de los estatales, que se deposita en un solo individuo. El voto del último regidor o regidora vale tanto como el de la Presidenta o Presidente.
En la ética del servicio público: los primeros obligados son los ciudadanos que dan mandato (o sea: mandado) a sus mandatarios (o sea: mandaderos).
Y hay un asunto muy importante, al que tiene que estar muy atenta la ciudadanía: el cambio de uso de suelo.
No es éticamente aceptable que elijamos a empresarios inmobiliarios, cuyo interés es hacer negocio propio personal a la sombra del poder público; y que, desde el poder municipal, se hagan cambios de uso de suelo público para negocios privados que despuésvanarequerirfuertesinversionespúblicasen:escolaridad de todo nivel, centros de salud, agua doméstica y tratamiento de aguas servidas, transporte público y zonas públicas de esparcimiento.
Eso se llama conflicto de interés y no debemos permitirlo.
Tenemos que tener claro, como electores patriotas, que un puesto público es para ejercerse por el bien común, por el bien de todos.
Esa es la ética del servicio público.
Tenemos que tener claro, que un puesto público es para ejercerse por el bien común