“Si no se mejora la educación seguiremos con una economía pesada”
La economía mexicana es lenta y pesada. Pese a ser la segunda en tamaño en América Latina y a su vecindad con el enorme mercado de consumo estadounidense, le resulta complicado ajustarse rápidamente a los constantes cambios en el contexto internacional. Hace más de una década cuando los expertos trataron de responder al enigma del porqué se hacían bien los deberes pero no se lograban tasas de crecimiento importantes, la respuesta apuntó a problemas educativos: la mala calidad de la educación era una limitación seria para que la economía pueda fortalecerse y volverse ágil, acorde a los tiempos.
Ahora que estamos ante un complicado escenario internacional que se debate entre
guerras comerciales y pronósticos poco alentadores de crecimiento, el estancamiento de la economía mexicana genera mucha ansiedad. Los apurados, los que esperan resultados rápidos en cuanto al crecimiento, las inversiones y la generación de empleos, se encuentran en un momento pesimista. Mientras que los pacientes confían en que los resultados de fondo serán más importantes, aunque se tarden. Hay una división de las expectativas, entre pesimistas y optimistas, entre los que ven el vaso que se vacía y los que lo ven a punto de recargarse. Veamos los datos.
El pronóstico de crecimiento para este año es inferior al uno por ciento, con una generación de empleos que enfrenta una crisis y con inversiones que no terminan de llegar. En el mes de julio hubo una caída de 69 por ciento en la creación de empleos y en lo que va del año la cifra es de 42 por ciento menos en comparación con el mismo periodo del año pasado. Y para 2020, el gobierno de López Obrador espera un crecimiento de entre 1.5 y 2.5 por ciento como resultado de las inversiones en obras públicas, el fortalecimiento del mercado interno y el aumento de los créditos. En cuanto al empleo, los pronósticos apuntan a alrededor de 500 mil nuevos puestos en 2020.
En un escenario de estancamiento, en medio de los bamboleos de la guerra comercial, y ante la falta de confianza de los inversionistas para impulsar proyectos en este momento, los resultados en el corto plazo serán limitados. En 2019 tendremos un cierre complicado, en tanto que en 2020 apenas se apunta a la recuperación. Pero no se vislumbran cambios importantes en los grandes indicadores: el crecimiento será escaso, el empleo seguirá siendo insuficiente, así como la pobreza seguirá alcanzando a cerca de la mitad de la población.
La cuestión interesante es ver el mediano y el largo plazo: ¿habrá crecimiento importante, con más y mejores empleos a partir de 2021? Gran parte de la respuesta depende del correcto uso del presupuesto, del arranque de los proyectos grandes, de las inversiones estratégicas y de la recuperación de la confianza que derive en inversiones
lenta._ privadas. Pero así como está la economía, todos los resultados importantes serán lentos. Si no se mejora la educación y no se fortalecen la ciencia y la tecnología, seguiremos con una economía pesada que da resultados en cámara
En 2019 tendremos un cierre complicado, en 2020 apenas se apunta a la recuperación