Emotivo adiós al Perro Aguayo
Especial. Familiares, amigos y luchadores despidieron por última vez al Can de Nochistlán; al luchador Satánico le sorprendió que las nuevas generaciones de colegas no acompañaran a la leyenda
El adiós a la leyenda. Se llevó a cabo la misa de cuerpo presente donde se le dijo adiós a una de las grandes leyendas de la lucha libre mexicana como lo fue Don Pedro Aguayo, quien murió a la edad de 73 años.
La mañana del viernes y tras más de 24 horas de velatorio, el Can de Nochistlán recibió una misa en el Parque Funeral Colonias, acompañado de amigos, familiares y algunos ex luchadores que se hicieron presentes.
Cabe mencionar que fue en ese lugar donde hace cuatro años, en 2015, también se le dio el adiós a Pedro Jr, hijo de la leyenda y que falleció durante una lucha en Tijuana a causa de un mal golpe en el ring.
La ceremonia fue emotiva y llena de respeto, a pesar de que el recinto no lució repleto como se dio en el caso del “Perro menor”, sí fue considerable la cantidad de personas que acompañaron a uno de los más grandes rudos del pancracio nacional.
Uno de los presentes fue Daniel López, el Satánico, a quien le sorprendió que Aguayo no fuera despedido por más compañeros de profesión.
“Me sorprendió, precisamente acabo de hacer el comentario con mi esposa ahorita que estaba saliendo de la capilla. No hubo compañeros, desgraciadamente muchas veces pasa que están en gira, nos agarra a veces desprevenidos, no con el tiempo necesario. Aquí en Guadalajara desgraciadamente no hay compañeros de la época de él y si los hay ya no se acuerdan Luchador
El Satánico
algunos. Los que están activos en realidad no lo conocieron a fondo. Son las actuales estrellas de la lucha libre, pero hablaría muy bien de ellos que en honor a una leyenda estuvieran presentes, darse un poco de tiempo. Pero bueno, así es esto”, dijo.
Reconoció que aunque no fueron íntimos amigos, si mantenía un gran respeto por el profesional que era Pedro y lo que pudo aportar a la lucha libre mexicana.
“Como deportistas nos dábamos la mano, si reconocía superioridad o no... no había rencor porque no nos volvíamos a encontrar en la calle, simplemente en las arenas. Nunca fue una relación de amistad tan arraigada, no. Yo vengo aquí a despedir al compañero de profesión. A la vez reconozco que fue un gran rival, fue un gran luchador, un gran deportista y qué más puedo decir”, aclaró.