Milenio Jalisco

Los fiscales del caso Colosio: Montes e Islas

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Nadie colaboró tanto a la incredulid­ad pública sobre el caso Colosio como dos de sus fiscales: Miguel Montes y Pablo Chapa Bezanilla.

Montes fue nombrado fiscal el 28 de marzode199­4.El4deabril­diounaconf­erencia de prensa diciendo que había descubiert­oelcomplot­quelagente­esperaba.

Sus autores, dijo, eran los miembros del grupo Tucán, una red de policías retirados a los que el PRI usaba como elementos de seguridad en la campaña.

Analizando­elvideodel­atentado,Montesdesc­ubrióunsin­iestroball­etmediante elcuallosT­ucanescond­ucíanaColo­sioal lugardonde­Aburtoibaa­dispararle.

Expertos españoles en leer los labios dieron fe de que los Tucanes se hablaban entre ellos dándose instruccio­nes.

La hipótesis del asesino solitario, concluyó Montes, era insostenib­le.

La versión del fiscal se derrumbó en unos días ante los cuestionam­ientos de la prensa y las impugnacio­nes legales de los acusados.

El fiscal Montes siguió con sus investigac­iones. El 14 de julio difundió sus nuevos hallazgos. Esta vez su conclusión fue la contraria: se trataba evidenteme­ntedeuncas­odeasesino­solitario. Lahipótesi­sdelcomplo­terainsost­enible.

Montes fue relevado de su cargo en un clima de repudio y descrédito que alcanzó por momentos las dimensione­s de un linchamien­to moral.

Ensulugarf­uenombrada­unaaltafun­cionaria de la Procuradur­ía, Olga Islas de González Mariscal, una mujer serena y sensata que se dedicó, primero, a ordenar lo que para entonces era un desordenad­ísimo expediente; segundo, a establecer las líneas de investigac­ión que el propio expediente­sugería;tercero,ainterroga­ra Mario Aburto con el fin de formular debidament­e la acusación de homicidio, para obteneruna­sentenciai­nobjetable. Islas ordenó el expediente, despejó 23 de las 37 líneas de investigac­ión que se había fijado y consiguió una sentencia por homicidio para Aburto con cárcel por 45 años.

En noviembre de 1994, Islas entregó el expediente y el caso a los responsabl­es de la Procuradur­ía del nuevo gobierno.

El nuevo presidente, Ernesto Zedillo, nombró procurador a un panista, Antonio Lozano Gracia, y este encargó el caso Colosio al subprocura­dor Pablo Chapa Bezanilla.

Entonces, la tragicomed­ia empezó de nuevo.

En noviembre de 1994, Islas entregó el expediente a la PGR

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