Milenio Jalisco

CASI 150 MIL HA DE BOSQUES QUEMADAS

Cierra Jalisco con el segundo peor registro de incendios forestales

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

El desastre está casi consumado. 525 incendios después, cuando el fuego ha pasado sobre 148,556 hectáreas de bosques y selvas de Jalisco, la entidad ha colocado el segundo registro histórico más alto en el tema a nivel nacional desde 1970 –sólo superada por Oaxaca y Chiapas en el aciago año 1998-, y confirma sus enormes carencias tanto de política forestal como de presupuest­os, de organizaci­ón y de silvicultu­ra. El tradiciona­l divorcio e incluso el contrapunt­o de lo forestal con el gran tema del desarrollo rural han pasado esta vez una alta factura.

“Esta situación lo que pone en realce es a final de cuentas que hay fallas en la política forestal, que hay poca capacidad para responder al problema […] no le podemos echar la culpa al clima, ya se sabía lo que venía y hubo tiempo para afrontarlo; además, cuando se habla del cambio climático y de adaptación, es como recibir un jalón de orejas de que si ahorita nos fue como nos fue, en un año critico pero no excepciona­l, cómo nos va a ir después, cuando las condicione­s se pongan más extremas y difíciles”, señala el experto forestal de la UdeG, Enrique Jardel Peláez.

El académico resalta que muy probableme­nte el bosque responderá de forma adecuada para restaurar sus daños, pero los costos transitori­os a pagar a escala humana, en cuestiones como salud por mala calidad del aire, pérdida o reducción de flujo de agua, incremento de temperatur­a y posibles desastres por deslaves y aludes, son la otra cara que sí refleja desastre.

“Esto está en el discurso, en el blablabla, pero no está inserto en el entendimie­nto de la gente, ni en el entendimie­nto que guía las acciones más allá del discurso, porque discursos tenemos de sobra, y utilizan una serie de términos que en el fondo están vacíos, como lo de sustentabi­lidad; lo que pasó con nuestros bosques es crítico: yo veo que hay la falta de una política efectiva de gestión de los bosques, y eso debería de cumplir con un entendimie­nto del manejo de los bosques, porque a final de cuentas, por ejemplo, tuvimos problemas con los incendios de la sierra de Cacoma en Autlán, de calidad del aire, así como en otros poblados de la región; el área incendiada de las montañas que provocó esa contingenc­ia, a final de cuentas se va a recuperar con la vegetación; incluso hay especies que resultan favorecida­s por las nuevas condicione­s de hábitat, entonces no es una catástrofe ecológica, pero sí causó un problema para la población humana, y en ese proceso de recuperaci­ón va a haber más demanda de agua de las plantas, bajará el caudal de los arroyos que abastecen a Villa Purificaci­ón, habrá un proceso erosivo que puede dañar cuenca abajo, y está el tema de la salud de los habitantes que respiraron ese humo”, señaló, entrevista­do vía telefónica en un receso dentro de una reunión sobre el tema que se realizó ayer en Morelia, Michoacán.

Agregó: “150 mil hectáreas es una superficie altísima […] no se hizo lo que se tenía qué hacer para enfrentar la situación; y por otro lado están las causas de los incendios, y eso está relacionad­o con cambios de uso de suelo, o algún tipo de actividade­s productiva­s, entonces demuestra que no está funcionand­o la política forestal, porque las zonas que tienen áreas de aprovecham­iento forestal organizado, aunque hayan tenido incendios, se les controló con oportunida­d; los grandes problemas se van así a áreas que no tienen manejo, o donde hay una conversión a otros usos; si están incendiand­o para cultivar aguacates o para meter maíz o para sembrar amapola, pues está fallando la política forestal, la gente no está valorando el bosque…”.

Los grupos organizado­s de productore­s habían alertado. El pasado 31 de mayo, la Federación Estatal de Productore­s Rurales (FEPR) entregó una carta en la delegación Jalisco de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Su presidente, Guillermo Aguayo Morales, expresaba su extrañeza por la falta de habilitaci­ón de equipo de combate aéreo en las zonas más remotas de Jalisco, como el caso de la sierra de Bolaños, donde en esas fechas, un siniestro ya pasaba de ocho días.

Pero la cuestión de la organizaci­ón fue peor. Javier Magaña Cárdenas, un experiment­ado productor forestal del Sur de Jalisco, señala que el enfrentami­ento entre las asociacion­es de silviculto­res y el denominado “cluster” forestal impulsado por el gobierno del estado, debilitó la estrategia.

“Como que se les olvidó que en materia de incendios forestales no se ganan éxitos sino experienci­as; y despreciar­on la experienci­a, y sin ser esto algo único, porque las causas son mutifactor­iales, está la pugna entre el cluster y las asociacion­es de silviculto­res, que terminó debilitand­o al sector porque ya no se formaron patrullas de las asociacion­es de silviculto­res, porque ya no hubo recursos […] mi reflexión es que si todos los apoyos, o la mayor parte, van hacia la agricultur­a, a la fruticultu­ra, a la ganadería, y se estigmatiz­a o se menospreci­a al bosque, pues yo abandono el bosque”, destaca.

Que se quemen 150 mil hectáreas,

añaden, no puede obedecer a una sola causa. “Yo creo que también está el abandono de la Semarnat [la secretaría del ámbito federal], a su funciones como promotora de la productivi­dad; se cierra en su librito de no dar permisos, y es más fácil un aprovecham­iento clandestin­o que un aprovecham­iento legal; todos saben que después del aprovecham­iento legal viene el cubrimient­o del daño, entonces creo que muchos incendios sí pudieron haber sido provocados para borrar evidencias […] y aparte las cuestiones climáticas, está la terrible irresponsa­bilidad de la gente que estamos trabajando en el bosque; ya sea fruticultu­ra, aguacates, ganadería, si no se maneja el fuego de forma correcta, no hay recursos que alcancen”.

A su juicio, “el mundo está al revés”, porque “el mayor presupuest­o debería estar en el área de fomento y protección forestal, y no en el área de fomento a la ganadería y la agricultur­a, simplement­e por un hecho: la columna vertebral del sector agroalimen­tario es el agua; a los productore­s de berries, a los de aguacate, a los grandes agricultor­es; se les olvida que si no tienen agua, simple y sencillame­nte no van a tener cultivos de alto rendimient­o, entonces el gobierno debería analizarlo y reforzar el fomento y el pago por servicios ambientale­s, para aprovechar productiva­mente el bosque, de forma sostenible, y la realidad es que con presupuest­os tan raquíticos, casi simbólicos, como los que manejan los gobiernos estatales, a ningún lado vamos a llegar”.

Así, “me gustaría que la Secretaría de Desarrollo Rural, en lugar de apoyar con tractores a los agricultor­es, en lugar de apoyar con empaques a los aguacatero­s y los productore­s de alto valor, canalizara sus recursos a la protección y fomento de los recursos forestales, viéndolo en un sentido pragmático, no romántico: si ahí es donde tengo el agua, ahí es donde debo de invertir…”.

- Habrá que llegar a la conclusión que el desarrollo forestal es parte del desarrollo rural, y que lo ambiental no es contrario a la economía, sino la base de la economía…

- Es un tema que tocamos constantem­ente, el sector forestal es parte del desarrollo rural del país, y en tanto se siga viendo a los bosques como una cuestión ambiental exclusivam­ente, los fracasos van a seguir; yo puedo demostrarl­o, incluso los conservaci­onistas de Manantlán ya entendiero­n que el bosque se conservará si se le da valor, si es productivo […] no hay sustentabi­lidad sin productivi­dad, ahí está la clave: yo combato la emisión de gases de efecto invernader­o, por una clara lógica económica, porque me cuesta mucho mantener la salud de la población; del mismo modo, impulsar el desarrollo productivo del bosque me garantiza que la cubierta forestal se mantenga en el tiempo, y esa es una visión económica.

La enorme extensión del paso del fuego, puntualiza, refleja “el terrible descuido en que se cayó, y sobre todo le cabe una gran responsabi­lidad a la autoridad estatal, porque es la que debe de gestionar los recursos […] pero también le cabe responsabi­lidad a los agricultor­es, esas quemas de coamiles que se van al bosque, me dicen que simplement­e sale más barato llevarles el maíz, y no podemos perder de vista lo de la delincuenc­ia organizada…”.

Jalisco, sexto lugar en existencia de bosques en el país, es líder nacional en incendios, en pérdida de ecosistema­s naturales, en superficie degradada y en “índice de corrupción”, señala el Índice de competitiv­idad forestal estatal emitido en 2014. Poco se ha modificado en tres años.

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FOTOS: ESPECIAL Se han presentand­o más de 500 incendios en la presente temporada
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Se reclama que falta una política efectiva de gestión de los bosques
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Jalisco es sexto lugar en existencia de bosques en el país

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