Milenio Hidalgo

“La tierra me da miedo y el agua me quita la ansiedad”

- JOSÉ JUAN DE ÁVILA

Ganadora del premio Sor Juana 2016 con Yoro, sobre la bomba en Hiroshima, la española vuelve a abandonar su hábitat acuático del cuento que, al contener la respiració­n, le inspiró historias de Criaturas abisales y publica ahora Seis maneras de morir en Texas, recuento de atrocidade­s sobre el tráfico de órganos en China como represión de disidentes y la pena de muerte en EU

Ala española Marina Perezagua (Sevilla, 1978) la tierra le da miedo. No es para menos con ese nombre y apellido que cada que pueden la devuelven al mar o al río, como a Ariel, Mera o Rusalka; o a cruzar a nado el estrecho de Gilbraltar o el Canal de la Mancha; o a practicar como sucedáneo de la nostalgia la apnea. No es para menos si vives irónicamen­te en una isla, Long Island, y al pisar suelo una garrapata te transmite una enfermedad tan grave que, como el libro-poema de Alberti, Marinero en Tierra, te desentierr­a del mar ala ciudad.

Ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz 2016 con Yoro, novela sobre la caída de la bomba atómica en Hiroshima, Marina Perezagua vuelve a abandonar su hábitat acuático del cuento que, al contener la respiració­n, le inspiró historias de Criaturas abisales y publica ahora en Anagrama Seis maneras de morir en Texas (2019), recuento de atrocidade­s sobre el tráfico de órganos en China como represión de disidentes y la pena de muerte en EU.

“Para mí, la vida en el agua es muy, muy importante; es lo único que me quita la ansiedad. Todos los días, como disciplina, me voy a nadar.Y nado bastante. Hace muchos años practica bala apnea, el buceo a pulmón, y durante todo ese tiempo estuve escribiend­o cuento. Entonces no vi ninguna relación entre el cuento y la apnea, pero un día decidí atravesar a nado el estrecho de Gibraltar y en mi fantasía me dije: ‘Después, el Canal de la Mancha, voy a dedicarme a la natación en aguas abiertas’. Y ese mismo día decidí escribir una novela”, cuenta esta lectora de Oliver Sacks, José Emilio Pacheco, José Watanabe y Juana de Asbaje, que al sonreír siempre dice: “¡Ola!”.

¿Cómo es que saltó del cuento a la novela? Como paso tanto tiempo en el agua. Me puse enferma durante un periodobas­tante malo, que ya está superado, pero tuve que interrumpi­r la apnea durante muchísimo tiempo, y la natación también. El agua es mi medio de relajación donde vienen las ideas. Y encontré que cuando estaba nadando largas distancias, claro que vas relajando la mente y vas encontrand­o la historia; y vas imaginando y fantaseand­o. Ahí fue cuando surgió la idea de la novela y se fue desarrolla­ndo en el agua. Mientras que la apnea la relaciono con el cuento porque, claro, necesariam­ente las inmersione­s son muy cortitas, muy, muy breves, porque vas con tu propio aire; y cuando sale algo es un cuento. Yo lo vinculé con ritmo. De hecho, he vuelto ala apnea y he vuelto a escribirte­xtos cortos, muy curioso.

Si algo me perturbó en Seis maneras de morir en Texas es la caja que anula el sonido de la que habla y la relacioné con la apnea. Estas cajas, para quien no lo sepa, son cajas que se utilizan como métodos de tortura en las prisiones de alta seguridad en Estados Unidos. Están a cero decibelios. Uno enloquece porque el cerebro, al no encontrar ruido fuera, lo busca dentro. Y uno se escucha su sistema de circulació­n, su sistema nervioso. Y prácticame­nte enloqueces, pierdes el equilibrio, por la cuestión del sonido. Y la apnea puede considerar­se un poco así. Es cierto que siempre alguien me pregunta: “¿Y qué ves cuando estás allá abajo?”, porque lo relacionan mucho con submarinis­mo, pero no tiene nada que ver: Siempre se ha dicho que el submarinis­mo es para ver el exterior y la apnea para ver el interior. Entonces, qué curioso que me hagas esta observació­n, porque es verdad que en la caja esta de tortura uno se escucha a sí mismo aunque como método involuntar­io.

En la apnea, es verdad, uno es más introspect­ivo, de hecho cierras los ojos, no ves nada, porque así conservas más oxígeno y puedes aguantar más tiempo la respiració­n, entonces es algo mucho más interno. Hace ahora mucho el alpinismo? deporte, ¿por qué

A mí me picó una garrapata en mi casa en Long Island y me transmitió una enfermedad. Y eso estuvo muy, muy mal: perdí mucha musculació­n; las articulaci­ones se me resintiero­n mucho, tenía mucho dolor articular. Entonces, el mé di co me re co men dó for tale cerlas ,pero yo con la natación no podía más. Siempre es bueno cambiar de deporte porque fortaleces otros músculos. Y empecé con la escalada, que nunca me había llamado la atención. Y la primera vez que lo hice me dije: “¿Cómo me he estado perdiendo de esto?”. Me fascinó, pero lo he hecho po quitas quitas veces.

Murakami, aficionado al maratón, escribió De qué hablo cuando hablo de correr. ¿Usted escribe sobre sus experienci­as con el agua?

Sí, escribí para una revista que se llama Librújula sobre más o menos eso: el vínculo que encuentro entre el agua y la escritura y lo que significa el agua para mí y por qué es para mí posible y necesario nadar durante tantas horas. Yo soy muy obsesiva, a mí me gusta mucho el conteo, aunque parezca raro, contar los largos me relaja; tengo un reloj, así que no tendría que estar contando los largos, sin embargo siempre voy uno, dos, tres... hasta 300. Escribí sobre este tipo de cosas.

¿Qué le le resulta más complejo: sumergirse sin oxígeno o perderse en Nueva York?.

La tierra, Nueva York. Mi primer ataque de pánico, que no sabía que sería posible para mí, fue en Nueva York. Me dijeron: “Te van a dar más”, pero ya los tengo superados, pensé que nunca se irían pero se fueron, aunque me cuesta mucho. Me tenían que llevaren coche a dar las clases a la universida­d porque me daba mucho pánico. Ya está mejor. Sí tengo épocas en que me siento más vulnerable. Pero, en el agua, realmente es que siento que estoy donde tengo que estar y que no me preocupa nada y que los problemas se han quedado en la costa. Y me siento muy a gusto. A mí la tierra es lo que me da miedo.

“Es bueno cambiar de deporte porque fortaleces otros músculos; la escalada me fascinó”

 ?? EFE ?? “Mi primer ataque de pánico, que no sabía que sería posible para mí, fue en Nueva York”.
EFE “Mi primer ataque de pánico, que no sabía que sería posible para mí, fue en Nueva York”.

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