¿Guerra sucia en Hidalgo?
Estimado lector. Quizá en últimas fechas se ha familiarizado más con términos como “injerencia”, o “guerra sucia”, y eso es gracias al discurso político de nuestros representantes.
Los políticos, de cualquier corriente o partido, siempre buscarán hacer
política, es su oficio y a eso se dedican; que a la par distingan la vocación de servicio al pueblo como una herramienta para el trabajo es diferente.
La realidad es que en política las cosas no son como parecen y eso hasta en los mensajes o declaraciones se puede entender.
Ayer el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, Ricardo Baptista, se pronunció en contra de lo que llama la injerencia del gobernador en asuntos del Legislativo, además de que se dijo amedrentado por las constantes publicaciones, memes, columnas, notas y opiniones, según en su contra y manipuladas desde alguna oficina secreta para hacerle la vida imposible.
La única guerra sucia, al final, es la que los políticos se hacen entre ellos y para ellos, no la que una supuesta noticia o publicación llega a ser o a verse en determinado número de ocasiones.
Se entiende la preocupación de los actores políticos estatales por figurar y ganar terreno, pues las elecciones del siguiente año definirán buena parte del rumbo para la sucesión estatal. Sin embargo, es por medio de la apertura que da el debate entre interlocutores, políticos, periodistas, los propios medios, ciudadanos, que se puede tener un diálogo sin concesiones y con plena transparencia y confianza.
Si un político no quiere que lo toquen ni con el pétalo de una letra la guerra sucia la está comenzando él y no los medios de comunicación; al final, entre la clase política se tendrán que arreglar o entender, y no es con los reporteros o periodistas con quien se debe recaer.
En política las cosas no son como parecen y eso hasta en los mensajes se puede entender