La emergencia sin solución
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se reunió la semana pasada con varios funcionarios estadunidenses, incluido el yerno de Donald Trump.
Como acostumbra, el presidente Trump le metió ruido a la reunión en un par de tuits: “Estoy muy decepcionado de que México no esté haciendo prácticamente nada para evitar que los inmigrantes ilegales lleguen a nuestra frontera
sur, donde todos saben que, debido a los demócratas, nuestras leyes de inmigración están totalmente defectuosas y rotas ... ... la actitud de México es que las personas de otros países, incluido México, deberían tener el derecho de ingresar a los Estados Unidos. Y que los contribuyentes de los Estados Unidos deberían ser responsables de los enormes costos asociados con esta migración ilegal. ¡México está equivocado y pronto daré una respuesta!”
No vimos, o no hemos visto, mucho de la “respuesta” anunciada. Es más, en lo económico vimos un par de buenos signos con el acuerdo para el acero y después la Casa Blanca pidiendo a los legisladores que apuren la ratificación del nuevo Tratado Comercial de Norteamérica.
Ebrard dijo que el primer y principal tema de sus reuniones sería el Plan de Desarrollo para Centroamérica, la solución que ha propuesto el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ya vimos hace meses un anuncio de programa que no era más que le reunión de transferencias que Estados Unidos ya hace a la región y que, de hecho, se han reducido en los últimos años.
La semana pasada también, la Cepal presentó al Presidente un plan de desarrollo para la región que ha expulsado a cientos de milesd emigrantes recientemente.Las recomendaciones de la Ce pal, surgidas de un duro diagnóstico, son una lista larga, ambiciosa y complicada. Difícil de lograr sin el compromiso de Estados Unidos, compromiso que incluye, aunque no se limita a lo económico, y que en estos tiempos trumpianos, agravados por el inicio del periodo electoral en aquel país parecen aún más lejanos.
Mientras Ebrard sigue en esa misión que parece imposible. En la secretaría de Gobernación lidian —con recursos de pobreza franciscana— con la realidad: la crisis migratoria más grave en mucho tiempo que hoy ha agregado migrantes de otras partes del mundo como África o el sur de Asia.
Solo se pondrá peor.
Dos cosas buenas: el acuerdo para el acero y apurar el nuevo tratado