Lo que sea su voluntad
Sigue pareciendo extraño, raro, insólito, inaudito adquirir un departamento en Miami con vista al mar. No deja de asombrar a Gilga que los políticos puedan comprar estas propiedades con el salario producto de sus funciones públicas o partidistas o proseli
El destino le regaló a David Rockefeller la bendición de una muerte apacible. La oscuridad definitiva lo sorprendió dormido en su cama a la edad de 101 años. El poder económico de Estados Unidos, dice la necrológica de El
País, y dice bien, sería incomprensible sin la contribución de Rockefeller. La mansión de Pontiaco Hills le ofrece su fachada al río Hudson, en el norte del estado de Nueva York. David era el más joven de los seis hijos de John D. Rockefeller júnior y presidió el Chase Manhattan Bank, semilla del JP Morgan, el mayor grupo financiero de Estados Unidos.
Gil leyó la portada digital de la versión de El País: “Muere el filántropo David Rockefeller a los 101 años”. Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: caracho no exageremos, nadie duda de las empresas culturales del señor Rockefeller pero, caramba, antes que un filántropo fue un usurero, perdón, un banquero de fuste y fusta. Heredero del legendario fundador de la petrolera Standard Oil. Ciertamente a Rockefeller le gustaba el arte. Su colección privada guardaba obras de Picasso, Monet, Matisse, Rothko y a lo largo de su vida donó más de 150 millones de dólares al Museo de Arte Moderno. La revista
Forbes calculó su fortuna en 3 mil 300 millones de dólares. Descansa en paz este gran usurero, amante del arte; perdón, este filántropo que viajó por el mundo y conoció a más de 200 jefes de Estado. A veces unos trozos del alma comunista de Gil emergen a borbotones. En fon.
Uber ricos
Y hablando de pesos y centavos. La fortuna de Bill Gates no cesa de crecer, 86 mil millones de dólares, informa su periódico
El País. Nadie le pelea el lugar del hombre más rico del mundo. Warren Buffet, 75 mil millones, ocupa el segundo lugar y Jeff Bezos, 72 mil millones de dólares, fundador de Amazon, se coloca en el tercer lugar relegando a Amancio Ortega, creador de la cadena Zara, 71 mil millones, al cuarto sitio. En el quinto sitio se encuentra Mark Zuckerberg, 56 mil millones, patrón de la red social Facebook. Ahora mal sin bien: ¿no hay algo inmoral en esta acumulación originaria de gran capital? Le dirán a Gilga que de eso se trata, y a lo mejor sí, de eso se trata, de acumular dinero y dinero y dinero, cueste lo que cueste.
Si se tratara de una competencia, nuestro Slim habría caído de la cumbre. El ingeniero debe estar hecho un basilisco. Carlos Slim apenas acumula la risible cantidad de 54 mil millones de dólares. Hace cinco años era el hombre más rico del planeta. Debe sentirse horrible ser solamente el sexto hombre más acaudalado del mundo. Doctor, me siento un harapo, soy solamente el sexto hombre más rico del mundo, algo inadmisible para quien como yo se ha acostumbrado a ser el número uno en todo lo que emprende.
Olvido
Ocurrió un pequeño olvido sin importancia en la declaración 3de3 de Alejandra Barrales. Los papeles de un departamento en Miami valuado en 900 mil dólares quedaron perdidos en un cajón. La dirigente nacional perredista dio un adelanto de 700 mil dólares para adquirir la propiedad. El boletín del PRD explica: “Es importante destacar que la propiedad a la que se hace referencia fue obtenida a través de un crédito bancario, cuya hipoteca está contemplada a 30 años, de los cuales todavía faltan 28”.
Gamés quiere pensar que esta información es rigurosamente cierta. Aún así, le sigue pareciendo extraño, raro, insólito, inaudito adquirir un departamento en Miami con vista al mar. No deja de asombrar a Gilga que los políticos puedan comprar estas propiedades con el salario producto de sus funciones públicas o partidistas o proselitistas.
Ahora mal sin bien: ni tanto que queme al dirigente ni tanto que no alumbre al político. En entrevista concedida a su periódico El Universal, Claudia Sheinbaum ha dicho que le interesa ser candidata a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México por Morena, “por una responsabilidad política, no económica”. Ella dice que no vive ni come de la política. Y luego, entonces: ¿trabajar sin cobrar un peso? La supuesta lección de Liópez: trabajaremos sin ganar un peso, faltaba más. Esta idea sugiere que el político ya traía dinero desde antes, no vive de su trabajo, sino de lo que ha acumulado a lo largo de su vida. Gil no comprende nada de nada.
Todo es muy raro, caracho, como decía Hemingway: Un rico es diferente al que no lo es: tiene más dinero.