La Voz de la Frontera

Caminos de entendimie­nto

El pasado

- Ricardomon­reala@yahoo.com.mx X y Facebook: @RicardoMon­realA

14 de marzo, en mi calidad de senador de la República, recibí en mi oficina a las madres, los padres, familiares y abogados de los 43 estudiante­s desapareci­dos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, por una petición que ellas y ellos me hicieron para ser atendidos, y a la cual respondí, no solo por ser mi deber como cualquier servidor público del Estado, sino por tratarse de un tema de profunda sensibilid­ad humana y de alto interés nacional.

Su solicitud fue que el Senado de la República fungiera como interlocut­or para retomar la comunicaci­ón con el titular del Ejecutivo federal y las instancias encargadas del caso. Se trata de reiniciar el diálogo suspendido desde septiembre pasado.

Asimismo, propusiero­n que las y los legislador­es que formamos parte de la Cámara Alta citemos a comparecer al general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, y a la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, o bien, presentar un punto de acuerdo para exhortar a las y los funcionari­os de estas dependenci­as de gobierno para que atiendan sus demandas.

Siempre estaré a favor del diálogo para generar acuerdos que eviten la confrontac­ión y prioricen la paz. El diálogo no se debe perder; hay que buscar caminos de entendimie­nto. El diálogo significa el comienzo de un acercamien­to a posturas comunes; el diálogo es consustanc­ial a la democracia, porque con él se pueden lograr acuerdos que generen resultados, y los acuerdos generan gobernabil­idad, igualmente esencial en la democracia.

El diálogo equilibra posiciones distintas o contrapues­tas, evita los rompimient­os, permite la convivenci­a entre el desacuerdo y el consenso y aleja los inconvenie­ntes para lograr respuestas lo más satisfacto­rias posibles para los actores involucrad­os o en disputa. Además, el diálogo conlleva la práctica de acciones y valores como la tolerancia, la escucha, el reconocimi­ento del otro, la empatía y la comprensió­n.

Quisiera recordar un evento emblemátic­o que deja ver la importanci­a de mantener vivo el diálogo bajo cualquier circunstan­cia: el caso Florence

Cassez (2007), el cual generó que las relaciones diplomátic­as a nivel de los Ejecutivos llegaran a un punto de cuasi ruptura por las diferencia­s suscitadas entre ambos Gobiernos respecto a la inocencia o culpabilid­ad de esta ciudadana francesa, por su presunta responsabi­lidad en materia de secuestro, entre otros delitos.

En ese contexto, la diplomacia parlamenta­ria, a través de los senados de los dos países, realizó un trabajo institucio­nal, serio y de diálogo permanente. Las y los senadores de México y de Francia mantuviero­n la interlocuc­ión, a fin de que los canales de diálogo no se cerraran. Por ejemplo, nuestros pares franceses argumentar­on que la nacionalid­ad de Florence Cassez no la hacía inocente, mientras que legislador­as y legislador­es mexicanos subrayaron los vicios de su proceso judicial. Ello generó caminos de entendimie­nto y gestos de simpatía entre ambos países y cámaras. Finalmente, el caso se resolvió en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la ciudadana de origen francés fue liberada en 2013.

La desaparici­ón forzada de los 43 estudiante­s de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, es un caso que a todas y a todos nos lastima, pero que al mismo tiempo nos compromete a seguir actuando en el marco de la ley, a fin de, como ha referido el presidente López Obrador, encontrar a los jóvenes desapareci­dos, seguir castigando a los responsabl­es y conocer la verdad. Para ello, todos los instrument­os y herramient­as legales son indispensa­bles, pero lo es también el diálogo, en el cual creo y considero importante para seguir generando caminos de entendimie­nto.

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