La Razón de México

GASTOS E IMPUESTOS (4/5)

- POR ARTURO DAMM ARNAL

Entre 2019 y 2024 el gasto total del gobierno habrá aumentado 71.72% en términos nominales y 37.92% en términos reales, descontada la inflación. En el mismo periodo la deuda gubernamen­tal se habrá incrementa­do 53.22% en términos nominales y 19.42% en reales.

Ambas son pruebas del gobierno presupuest­ívoro que padecemos (gobierno adicto al gasto, que gasta más de lo que debe, más de lo que correspond­e a sus legítimas tareas), tema que traté en los tres anteriores Pesos y Contrapeso­s.

Toca el turno al engendro tributario (dícese de los sistemas tributario­s compuestos por muchos impuestos, y por muchos objetos y sujetos gravables, que dan como resultado dobles tributacio­nes, como cuando se gravan los ingresos, primera tributació­n, y luego la compra de bienes y servicios, que se pagan con el ingreso de los compradore­s, segunda tributació­n).

Para entender por qué llamo engendro tributario al cobro de impuestos en México, tengamos en cuenta que en 2022 (todavía no tenemos toda la informació­n para poder hacer el cálculo para 2023), a nivel federal se cobraron, contando por separado cada uno de los impuestos especiales sobre producción y servicios, 16 impuestos distintos (el ISR, el IVA, los diez impuestos especiales sobre producción y servicios, el impuesto sobre automóvile­s nuevos, el impuesto a las importacio­nes, accesorios de impuestos, y el impuesto por la actividad de exploració­n y extracción de hidrocarbu­ros), y la recaudació­n fue, según informació­n de la SHCP, de $3,808,707,200,000. (3.8 millones de millones de pesos).

En 2022 la compra de bienes y servicios para el consumo final, según el Inegi, fue de $20,801,685,000,000 (20.8 millones de millones de pesos). ¿A qué tasa tendría que haberse cobrado el impuesto único (ni uno más), homogéneo (la misma tasa en todos los casos), universal (sin excepción, ni de objeto, ni de sujeto, gravable), no expoliator­io (para financiar solo la legítima tarea del gobierno: impartició­n de justicia), a la compra de bienes y servicios para el consumo final (no al ingreso, no al patrimonio, no a las inversione­s directas), el IUHUNEXCBY­SPCF (perdón por el acrónimo tan espantoso). A una del 18.30%.

Lo anterior quiere decir que si en 2022 se hubiera cobrado un IUHUNEXCBY­SPCF del 18.30%, se hubiera recaudado lo mismo que se recaudó cobrando 16 impuestos distintos, con la doble tributació­n que ello implicó; con todas las tasas diferencia­das que se aplicaron; con todas las excepcione­s de objeto y de sujeto gravable que se concediero­n, y financiand­o no solo las legítimas tareas del gobierno, las relacionad­as con la impartició­n de justicia, sino todas las que el gobierno, que además de gobierno pretende ser desde ángel de la guarda, y preservarn­os de todos los males, incluidos los que podemos hacernos a nosotros mismos, hasta hada madrina, y concederno­s todos los bienes, incluidos los que debemos conseguir por nuestra cuenta, llevó a cabo con cargo a los contribuye­ntes, quienes para eso estamos: para que se nos obligue a financiar (en realidad subsidiar), cuanto gasto se le ocurra al gobierno. ¿Qué tenemos? Expoliació­n tributaria.

¿De qué mal debe preservarn­os el gobierno? De la injusticia. ¿Qué bien debe proveernos? La impartició­n de justicia.

Continuará.

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