ESTAR ENFERMO / 3
NEn una ocasión el nobel colombiano Gabriel García Márquez dijo: “Uno tiene tres vidas, la vida pública, la vida privada y la vida secreta”; pero, hay que agregar otra: la vida de la enfermedad, la cual los doctores llaman historia clínica y se origina cuando visitamos por primera vez un consultorio por la circunstancia de un malestar que descontrola la buena salud. Todos los médicos indagan en los antecedentes del paciente para conformar el expediente clave de información sanitaria individual de aquellos que solicitan tratamiento y asistencia hospitalaria.
Nos sentamos frente al galeno y comienza diagnósticos posibles —basados en la información la indagación: ¿padecimientos de familiares extraída del interrogatorio y exploración cercanos, malestares propios (hipertensión, física— calificados de presuntivos: están sujetos diabetes...), medicamentos tomados en los a resultados de catas de gabinete (estudios últimos días, intervenciones quirúrgicas, recibimiento de imagen), así como a la propia evolución de transfusiones de sangre...? Después, natural del padecimiento. Estar enfermo, una sigue la exploración física: inspección, tribulación: ¿quién lo pone en duda? palpamiento, auscultación, registro del peso, El facultativo experto (cardiólogo, gastroenterólogo, talla, índice de masa corporal y signos vitales. oftalmólogo, urólogo, patólogo, El médico anota y asiente: el enfermo acata. angiólogo, psiquiatra, dermatólogo, Sépase, lo primero que debe arrogarse un enfermo pediatra, ginecólogo...), fija determinaciones es el acto de la resignación. y prescribe el tratamiento. Preguntamos los
Primera cita, no todo queda claro: necesario alcances de la dolencia: los médicos siempre realizar exploraciones complementarias: responden de manera reservada: “Tenemos exámenes de laboratorio, dictamen por iconografías que ver la variación de la historia natural de y pruebas especiales que llevan a los su enfermedad. Siga las indicaciones, nos adie mejor que el director británico Matthew Vaughn —Kick Ass (2010), Kings Man: el servicio secreto (2014)—, un experto en revitalizar conceptos pop dándole la vuelta a los estereotipos sin sacarlos de la fórmula y con mucho sentido comiquero, para hacer funcionar en una superproducción el delirante mecanismo de meta ficción sacado de la novela Argylle, de Elly Conway, el cual gira alrededor de una escritora de aventuras de espionaje que empieza a ver cómo sus creaciones parecieran mezclarse con la realidad, y así entregar coloridas y estilizadas secuencias de acción impulsadas por un descarado espíritu discotequero.
LA FOTOGRAFÍA principal de la película comenzó en Londres, en agosto de 2021, bajo la batuta del fotógrafo George Richmond en agosto de 2021.
Pero lo mejor es que hay un congruente desarrollo de la protagonista con respecto a su insólito universo, a la que además Bryce Dallas Howard —Jurassic World: Mundo Jurásico (2015), Rocket Man (2019)— le otorga la carga justa de ingenuidad sin caer en lo bobalicón, y así enganchar al espectador con lo que luego será también un juego mental resultado de la percepción alterada y que involucra al personaje de Henry Cavill —Superman: Man of Steel (2013)—integrado en una cómica dinámica dentro de las mismas escenas de combate.
Las coreografías que navegan sin reparos en el absurdo rayando en el musical llegan a ser excesivas como suele suceder con dicho género, además de que por momentos están llenas de cursilería, vemos en 30 días”. Uno acude a la farmacia, compra los remedios y confía en los juicios del doctor. ¿Qué puede hacer un insalubre
ante el acecho de la frustración que presuponen los episodios del deterioro de la salud? Estar enfermo, ser paciente (del latín pati/ patior: sufrir).
La Organización Mundial de la Salud asienta que estar sano no es solamente no padecer una enfermedad (avería, un mal funcionamiento de una parte o de todo el organismo). Estar sano versus sufrimiento. Los enfermos están distantes del bienestar: estar bien, en contacto con la plenitud del vivir en forma autónoma y contar con el cuerpo en concordia con lo que transcurre.
Leo la Biblia en estos días de mis visitas a los hospitales: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados” (Epístola Universal de Santiago 5: 14-15). Soy ateo, pero leo en el Libro Segundo de Moisés, Éxodo
23:25 “Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad”. Admiro a los jóvenes especialistas que me asisten. Tengo fe en la ciencia médica. pero gracias al nivel de autoparodia que le da sustento al tono y hace efectivas las a veces extenuantes vueltas de tuerca, no dejan de ser divertidas, y aunque hay un claro afán por evitar cualquier rastro de sangre pese a la enorme cantidad de violencia que se despliega, perdiendo así el natural humor negro que le hubiera salvado de la completa frivolidad, consiguen su cometido de ser un producto apto para el gran público y además muy conveniente para el 14 de febrero.
Los pequeños tropiezos en el vertiginoso desarrollo sólo llegan con lo rebuscado de los mecanismos de investigación, y al final la misión que empuja todo el asunto y tiene que ver con conseguir un archivo, dado el explosivo resultado, pierde por completo el sentido, pero para ese entonces uno lo ha pasado tan bien con el estridente espectáculo que ese punto ya no importa.
Argylle es sólo entretenimiento y show, pero como tal cumple y con creces.
DUA LIPA hace su debut en la actuación en esta película; interpreta a LaGrange, una espía “inteligente y sexy” de la cual la cantante afirmó: “Siento que es mi alter ego”.
Henry Cavill: Agente Argylle Bryce Dallas Howard: Elly Conway Sam Rockwell: Aidan
Bryan Cranston: Ritter
Dua Lipa: LaGrange
Ariana DeBose: Keira
John Cena: Wyatt
Samuel L. Jackson: Alfred Solomon