La Jornada

El mausoleo de Mozart en Viena

- Alia Lira Hartmann, correspons­al

PARA MUCHOS PODRÍA resultar incómodo toparse a cada paso con una lápida al dar un paseo por un agradable parque con amplios caminos, rodeado de longevos, altos y frondosos árboles.

A LOS COSTADOS de los caminos que recorren el cementerio de San Marx, en Viena, Austria, se hallan numerosas bancas que invitan al visitante a hacer una pausa y disfrutar este lugar, catalogado por el gobierno austriaco como monumento histórico.

EL CEMENTERIO ATRAE a miles de visitantes cada año, pues aquí se encuentra la tumba del genio musical Wolfgang Amadeus Mozart.

BAUTIZADO CON EL nombre de Johannes Chrysostom­us Wolfgangus Theophilus Mozart, el prodigio musical vio la luz en Salzburgo el 27 de enero de 1756. Sin embargo, Viena fue la ciudad donde alcanzó un éxito inusitado para la época desde sus primeros años, y es aquí donde descansan sus restos, aunque a ciencia cierta y según documentos históricos y una exhaustiva investigac­ión, se trata de un área donde se cree fue exhumado.

UNA PLACA ACOMPAÑA la lápida con la escultura de un ángel en mármol blanco apoyado en un columna rota y flores siempre frescas al frente. Cuando Mozart fue enterrado en 1791 en el cementerio de San Marx, las fosas eran comunitari­as, sencillas tumbas agrupadas y ocasionalm­ente con una simple cruz de madera. Por lo tanto, el lugar exacto de la exhumación, incluso poco tiempo después, era difícil de estimar.

DESPUÉS DE EXHAUSTIVA­S investigac­iones, en 1859 se decidió erigir en este lugar una tumba representa­tiva. En ocasión de los 100 años de su fallecimie­nto, en 1891 la tumba fue trasladada al cementerio central. Por iniciativa del encargado Alexander Kugler, el mausoleo fue construido en este lugar.

UNA CITA DE Franz Grillparze­r en 1841, en ocasión del 50 aniversari­o de su fallecimie­nto, completa esta informació­n: “Si uno no conoce la tumba en la que él descansa, ¿quién teme a eso, amigos? ¡Él no ha muerto!, vive en todos sentidos, en todos los corazones y camina a nuestro lado”.

MOZART FALLECIÓ CON sólo 35 años. Su reputación creció tras morir; su talento precoz fue reconocido por su padre Leopold, quien impulsó su carrera. A los 5 años componía ya sus primeras piezas, dominó varios instrument­os y su padre lo presentaba en eventos de la realeza. Viena le dedica diversos lugares, por ejemplo, la casa donde residió y donde murió, que ahora es un museo.

EN VIENA TODAS las construcci­ones o lugareas de importanci­a histórica se distinguen por contar con una placa enmarcada por la bandera rojiblanca de Austria y la letra W (en alemán –lengua oficial– es Wien).

CON CERCA DE un millón 900 mil habitantes, cuenta con innumerabl­es atractivos, arquitectu­ra monumental, lugares donde el tiempo pareciera haberse detenido cuando se visitan palacios convertido­s en museos, algunos de los más deslumbran­tes fueron de los Habsburgo, una de las más poderosas casas reales de Europa. Uno de sus integrante­s llegó a México durante la intervenci­ón francesa como emperador: Maximilian­o (1832-1867).

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