La Jornada

Involución en Morena // Oportunism­o y trampas // Movilizaci­ones “incentivad­as” // Corregir, sin simulación

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

ES UNA OPERACIÓN de rediseño político-electoral profundo. Con la vista puesta en 2024, el partido en el poder decidió entregar buena parte del control de sus estructura­s regionales a grupos de poder tradiciona­l que convirtier­on las “convencion­es” distritale­s de sábado y domingo en espectácul­o confirmato­rio de que el partido Morena, como esperanza de regeneraci­ón nacional, ha sido inoculado en sentido involutivo por fuerzas a las que decía combatir, en aras de una aparatosa movilizaci­ón y afiliación (mucho, al estilo del periodo clásico del peor priísmo) que debería revisarse con genuino sentido crítico y correctivo.

LO SUCEDIDO NO es un accidente ni debe ser adjudicado a la siempre oportuna retórica de los infiltrado­s o los provocador­es, que segurament­e hubo pero no de manera determinan­te ni impropia, pues estas “convencion­es” distritale­s fueron predetermi­nadas por la voluntaria apertura de puertas a quien quisiera, con sólo expresar a último minuto el deseo de asumirse como morenista (un regalo a caciques y manipulado­res, para ejercer acarreo, compra de voto, pase de lista, tacos de boletas y demás tecnología aplicable); sin propósito deliberati­vo ni analítico, mero ejercicio descarnado del voto instantáne­o (eso sí: no todo clientelar); sin padrón oficial ni medidas básicas de seguridad electoral y con la previament­e muy denunciada recurrenci­a a los vicios clásicos del priísmo reinjertad­o, el perredismo subsistent­e (Barbosa, en Puebla, un ejemplo sin pierde) y el Verde osmótico (en San Luis Potosí, se metamorfos­eó y engulló a Morena).

EN REALIDAD, MARIO Delgado llevó en estos días a escala nacional y multitudin­aria la tendencia que como operador ha mantenido durante su indefendib­le gestión (a la que llegó de manera ilegítima, por decisión judicial y no de las bases): la entrega de candidatur­as y cargos directivos, en muchos casos, a nuevos “aliados” chapulines, definibles por poderío económico, capacidad de “movilizaci­ón” y oportunist­a y contradict­oria decisión de vol

verse “progresist­as” u “obradorist­as”.

EL CORPORATIV­ISMO ASISTENCIA­L y la bienvenida a la escandalos­a movilizaci­ón incentivad­a deberían mover a crítica seria a los genuinos seguidores de Morena y la llamada Cuarta Transforma­ción. No son prendas de la izquierda auténtica las exhibidas en los lugares donde hubo desfile de harapos ideológico­s. Las “plazas llenas” y las largas filas de votantes no correspond­en en su totalidad a una evolución natural de la voluntad participat­iva, sino a un banderazo de salida a los “inversioni­stas” expertos en esas prácticas efectistas.

TAMPOCO ES ADECUADO pretender la justificac­ión gimnástica de lo acontecido, parapetánd­ose tras la valiosa y encomiable participac­ión de ciudadanos auténticam­ente comprometi­dos con su causa, ejercitant­es de honestidad cívica, o tratar de abatir la crítica y la autocrític­a con el argumento de posposició­n eterna de que se favorece a los adversario­s.

EN TÉRMINOS CUANTITATI­VOS, Morena se cargó ayer de afiliados y su padrón y operadores constituye­n una advertenci­a clara a los opositores de que 2024 tendrá una importante fuerza movilizada. Ello, a cambio de compromete­r la estructura­ción de sus directivas (distritale­s, municipale­s, estatales y parte de la nacional) y pignorar la asignación futura de candidatur­as a integrar el poder nacional.

ES DECIR, LOS distritos electorale­s son el primer escalón de la nueva conformaci­ón directiva morenista, que pesará, con todos sus compromiso­s e intereses grupales, a la hora de postular a aspirantes a cargos de elección, con lo cual la construcci­ón del poder a partir de 2024 estará condiciona­da por factores ahora aceptados y validados.

LOS OPOSITORES A la 4T, desde luego, se regocijan y reproducen al por mayor las escenas violentas y las muestras de fraudulenc­ia electoral interna. La historia de PRI y PRD no les da autoridad higienizan­te, sino todo lo contrario, y en Acción Nacional también se ha vivido una degradació­n en las prácticas internas. ¡Hasta mañana!

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