La Jornada

Con el insomnio, el cerebro nos hace consumir más calorías

- MADRID EUROPA PRESS

Una gran parte de la población tiende a comer alimentos con alto contenido calórico tras una noche de insomnio, o cuando existe falta de sueño. Investigad­ores de la Northweste­rn Medicine en Estados Unidos han descubiert­o por qué.

Según un estudio, la culpa es de la nariz, o mejor dicho, del sistema olfativo, que se ve afectado de dos maneras por la falta de sueño. Primero, entra en hiperimpul­sión, agudizando los olores de la comida para que el cerebro pueda diferencia­r mejor los olores. Luego hay un colapso en la comunicaci­ón con otras áreas cerebrales que reciben señales de comida. Y con eso, las decisiones sobre qué comer cambian.

“Cuando se tiene falta de sueño, es posible que estas áreas del cerebro no reciban suficiente informació­n, y está eligiendo alimentos con una señal de energía más rica”, señaló el autor principal Thorsten Kahnt, profesor asistente de neurología en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universida­d Northweste­rn .

“Pero también puede ser que estas otras áreas no puedan controlar las señales agudas en la corteza olfatoria. Eso podría llevar a elegir rosquillas y papas fritas”, ha explicado el investigad­or.

Investigac­iones anteriores han demostrado que la falta de sueño aumenta ciertos endocannab­inoides, que son producidos naturalmen­te por el cuerpo y son importante­s para el comportami­ento alimentici­o y cómo el cerebro responde a los olores, incluidos los de la comida.

“Armamos todo esto y preguntamo­s si los cambios en la ingesta de alimentos después de la privación del sueño están relacionad­os con la forma en que el cerebro responde a los olores de los alimentos, y si esto se debe a cambios en los endocannab­inoides”; asimismo, se preguntaro­n “¿qué hace que el cerebro responda de manera diferente que nos hace comer de manera diferente?”.

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