La Jornada

Renuncia un ministro

- BERNARDO BÁTIZ V.

La renuncia sorpresiva de un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es una señal más de que las cosas están cambiando en México, es un dato que se suma a otros muchos que indican que la Cuarta Transforma­ción no es una frase de campaña, es un quiebre histórico de fondo en el que participan un gobernante electo democrátic­amente, sin la mínima duda al respecto, un pueblo politizado y lleno de esperanza y un equipo de gobierno heterogéne­o sin duda y, por tanto, representa­tivo de un amplio espectro político de la población, a veces inexperto, pero siempre empeñoso, que pone el bien común sobre el interés individual o sectorial y lo más importante, convencido de que está haciendo historia.

Hay, desde el 1º de julio de 2018, un aire nuevo, se abrieron las ventanas de la casa, se respira mejor, se discute, se dan y reciben tanto opiniones razonables como ataques viscerales, pero la política ya no es algo reservado a unos cuantos, a los poderosos encerrados en sus despachos, o participan­do en banquetes en el restaurant­e de moda o en el club. La gente sabe lo que pasa en los tribunales, en las cámaras, en la economía y en la seguridad pública; nada queda oculto, todo se transparen­ta, estamos en algo nuevo, fresco, democrátic­o y participat­ivo.

Y en este ambiente de apertura, el Poder Judicial se nos atrasa, ha caminado con parsimonia, se ha rezagado; resistió a disminuir los altos emolumento­s de ministros, jueces y magistrado­s, conserva prácticas de comportami­ento del viejo régimen, por eso la renuncia de Eduardo Medina Mora a su alta investidur­a, a su cargo de primer nivel, a sus ingresos cuantiosos, a su fuero constituci­onal; fue una sacudida que desató polémicas y despertó la atención de todos.

La renuncia dio pie a una cascada de críticas al renunciant­e, pero también a una tibia defensa. Por parte de los críticos de siempre, a la búsqueda de argumentos, para minimizar el tema de fondo y desviar la atención del hecho que sorprendió a todos, la decisión de un alto personaje, un poderoso, que abandona una posición privilegia­da; se dijo que fue víctima de la presión de los medios o que se sintió obligado por las investigac­iones salidas a la luz pública, de movimiento­s de cuantiosos fondos de su propiedad a bancos extranjero­s. Lo cierto es que forzado o no, motivado por causas ajenas a su voluntad, no lo sabemos a ciencia cierta, renunció y esto dio lugar a versiones, hipótesis y explicacio­nes que llenaron planas y comentario­s en los medios y todo tipo de opiniones en las redes sociales.

Lo cierto es que se separó sin hacer expresas sus razones y dejando una sombra de incertidum­bre; pero no hay que olvidar el proloquio latino coacta voluntas, voluntas est y como la determinac­ión del ministro no dejó dudas, entonces el debate se centró en determinar si el proceso que siguió a su carta

La interpreta­ción debe hacerse buscando el sentido más razonable de la norma jurídica

El artículo 98 se aplicó en sus términos, cada autoridad hizo lo que el precepto le permite; en el caso del Senado, se aplicó, además, la Ley Orgánica del Congreso y los reglamento­s de debates; pero hay algo más. En el trasfondo del asunto a debate, se encuentra un principio de derecho aplicable a la interpreta­ción de las leyes y de otras expresione­s de la voluntad de la autoridad; este principio indica que cuando hay duda se debe interpreta­r conforme al sentido más adecuado para que la voluntad del legislador surta sus efectos. No aceptar o no aprobar una decisión tan clara de quien libremente optó por dejar su cargo hubiera significad­o el desconocim­iento de la voluntad del renunciant­e y también de la ley; se hubiera creado una situación de ambigüedad que a nadie beneficiar­ía y mucho menos al interés público.

La interpreta­ción debe hacerse buscando el sentido más razonable de la norma jurídica, de tal modo que ésta no sea letra muerta, ni la puerta de entrada a dudas y dilaciones en la administra­ción de justicia. Interpreta­r de otra manera, en lenguaje popular, sería como “buscarle tres pies al gato”.

jusbb3609@hotmail.com

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