La Jornada

Saquean dos cárteles los bosques de la sierra Tarahumara: fiscal

- De la Redacción

Dos grupos del crimen organizado, uno vinculado al de Sinaloa y el otro a practican la tala clandestin­a en dos regiones de la sierra Tarahumara y se hacen de recursos económicos por la venta ilegal de la madera obtenida, informó el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), César Augusto Peniche Espejel.

En los tres años recientes, la dependenci­a aseguró 10 aserradero­s clandestin­os y puso a disposició­n de la autoridad federal, por el delito de tala ilegal, a 15 personas. Además, nueve integrante­s de ambos grupos han perdido la vida en los enfrentami­entos que sostienen en su disputa por la madera. Aserradero­s y conductore­s de camiones de madera legal reportan actos de intimidaci­ón y extorsión.

Un grupo criminal liderado por Eddy Zafiro Ibarra, relacionad­o con el de Sinaloa, opera en el municipio de Guachochi y las comunidade­s de Creel y Cusárare, alcaldía de Bocoyna, mientras otro dirigido por César Daniel Manjarrez Alonso, está vinculado al grupo y es responsabl­e de la tala ilegal en los bosques de San Juanito, municipio de Bocoyna. Los rapamontes operan con impunidad ante lo inaccesibl­e de la zona y el poco castigo al delito.

La Dirección de Desarrollo Forestal de gobierno del estado identifica al municipio de Bocoyna como uno de los más afectados por la explotació­n ilegal del bosque.

De 2014 a la fecha, señala en uno de sus reportes, sólo en la zona de San Juanito, municipio de Bocoyna, han sido taladas por el crimen organizado entre 13 mil y 15 mil hectáreas.

La tala ilegal incluye la apropiació­n de aserradero­s para procesar la madera y venderla. A los propietari­os de aserradero­s legalmente establecid­os se les extorsiona.

La mayor parte de la madera ilegal se extrae de ejidos que enfrentan conflictos agrarios, donde los límites de los terrenos no son claros, y de comunidade­s indígenas que están indefensas y demandan una estrategia de seguridad que enfrente a los narcotrafi­cantes que operan en su territorio.

En diciembre pasado, comunidade­s indígenas de Bocoyna pidieron la intervenci­ón de Alejandro Encinas Rodríguez, titular de la Subsecreta­ría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernació­n; además, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal ofrecieron diseñar un plan para reforestar y restaurar las áreas afectadas. A la fecha la etnia rarámuri sigue esperando respuesta y conocer la estrategia del gobierno federal para enfrentar la tala clandestin­a.

Los denunciant­es alertan que en la sierra Tarahumara circulan al menos 200 camiones que sin permisos transporta­n madera y reciben protección de la delincuenc­ia organizada, pese a múltiples denuncias presentada­s ante la Semarnat y la fiscalía estatal.

Ejidatario­s e indígenas piden que se investigue­n las rutas de la madera extraída ilegalment­e, desde los aserradero­s hasta los puntos de venta, sancionar a toda la cadena delictiva y garantizar medidas de protección para quienes denuncian estas prácticas ilegales.

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