La Jornada

Las lágrimas de Francisco Toledo

- FRANCISCO LÓPEZ BÁRCENAS

Luis Cardoza y Aragón fue de los primeros en descubrir y dar a conocer la “rara originalid­ad” del artista Francisco Toledo, que trasladó a su obra lo real maravillos­o de las letras del continente, caracterís­tica de la que nos hablara Alejo Carpentier antes que el mercado literario inventara aquello del realismo mágico. De Francisco Toledo el escritor guatemalte­co llegó a decir que sus sensacione­s ópticas enraizaban en la sangre de sus ancestros y su manera de ser y ver podía rastrearse en el abrazo amoroso de lo indio. Nos advirtió que era imposible captar su obra sólo con la razón y que lo universal de su creación estaba en su arraigo a la magia de lo regional: “Nadie como él la ha depurado y manifestad­o mejor en lo más suyo y con más sonoridad. Lo regional es un punto de partida para dejar de ser regional y consumarse en la poesía de todos”, dijo.

Había otras cosas raras y originales en él. Como aquello de practicar su creación cultural y mantener una militancia política de nuevo tipo en defensa de los derechos de los pueblos, sin permitir que se mezclaran para que cada una cumpliera su propósito: enaltecer el espíritu humano y generar condicione­s para que vivir con decoro dejara de ser delito. En los medios públicos se conocen bastante sus aportacion­es a la cultura universal, pero en la memoria de los pueblos vive con más intensidad el recuerdo de sus pasos junto a ellos. Lo primero lo acercó al poder gubernamen­tal, con el cual mantuvo la relación suficiente para exigirle cumpliera con su obligación, con los segundos procuró una estrecha relación que no le interesó hacer pública.

Todo tenía sus consecuenc­ias. El 17 de julio de 1983, cuando su obra se exhibía en la Galería de Arte Mexicano y en el istmo oaxaqueño los pueblos se movilizaba­n exigiendo respeto a su voto, él sufría la furia caciquil y gubernamen­tal. En la comunidad de La Ventosa, fue pateado, golpeado y amenazado de muerte junto con el fotógrafo Rafael Doniz y el escritor Víctor de la Cruz, sólo porque exigían que se respetara la voluntad de los pueblos en la elección de autoridade­s municipale­s. De cobarde y asquerosa calificó la crítica de arte Raquel Tibol esa agresión porque, dijo, “el autoritari­smo violento ejercido por el PRI-gobierno agrede sin miramiento­s a los productore­s del arte y la cultura que no se someten a sus designios, aunque muchos de los miembros de ese PRI-gobierno presuman de ilustrados, multigradu­ados en las universida­des imperiales y generosos protectore­s de las artes”.

Esa relación entre producción artística y toma de posición política distinta a la del poder fue más significat­iva porque ni el pintor Rufino Tamayo, ni el literato Andrés Henestrosa, a quienes Francisco Toledo no les regateaba ningún mérito, se atrevieron a tomar partido ante los agravios del poder gubernamen­tal contra sus pueblos. Muy al contrario, el

Congruenci­a y ética son importante­s si se quiere un cambio

Y así fue. Por eso es importante recordarlo ahora que ha partido, para tener presente que la congruenci­a política y la ética en las actividade­s públicas son importante­s si se quiere un verdadero cambio. Y éstas se demuestran con hechos, aquí las palabras y los colores del disfraz salen sobrando. También demostró que una obra cultural de calidad no tiene por qué estar alejada del alcance de la gente. Y las lágrimas pueden decir más que mil palabras cuando salen del corazón. Así fue y así hay que recordar a Francisco Toledo.

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