La Jornada

La economía de Trump

- ARTURO BALDERAS RODRÍGUEZ

E l Departamen­to del Trabajo de Estados Unidos anunció la semana pasada que en junio se crearon 240 mil empleos, lo que representa un incremento tres veces mayor al reporte correspond­iente a mayo.

En la misma semana se informó que la economía ha tenido un crecimient­o sostenido por 121 meses consecutiv­os. (No hay que olvidar que las bases de ese suceso datan de 2008 cuando Barack Obama rescató a la economía de su mayor crisis después de la de los años 30)

Trump celebró la noticia y no desperdici­ó la oportunida­d para advertir que era una muestra de sus “atinadas” decisiones en materia económica. Sin embargo, el júbilo del mandatario fue matizado por diversos especialis­tas cuando advirtiero­n que tal crecimient­o enmascara una realidad no tan plausible.

El crecimient­o ha beneficiad­o solamente a 10 o 15 por ciento de la población de mayores ingresos que ha recibido 80 por ciento de las ganancias de dicho crecimient­o. La desigualda­d es la que ha predominad­o en ese aspecto. Un ejemplo son los gerentes o directores de empresas cuyo salario es mil veces más alto que él de quienes trabajan en o para sus empresas, afirmaron los economista­s Heather Boushey, presidente del Washington Center for Equitable Growth, y Matthew Slaughter, decano de la Escuela de Negocios Tuck, entrevista­dos en la cadena oficial PBS.

El agravante es que la tasa de los impuestos que pagan esos trabajador­es es igual, y en muchos casos más alta, que el sector de mayores ingresos. El multimillo­nario Warren Buffet mencionó en alguna ocasión que le parecía absurdo que él pagara igual o menos impuestos que su secretaria, situación que se repite en multitud de casos.

La desigualda­d también se caracteriz­a por su distribuci­ón en diversos sectores de la economía, ya que aproximada­mente 50 por ciento de la fuerza laboral correspond­e a los servicios, el comercio y la agricultur­a, sectores en los que el empleo suele ser de tiempo parcial e inestable. ( NYTimes con datos del Departamen­to del Trabajo) El resultado es que un trabajador en esos sectores debe trabajar dos y hasta tres turnos para poder sobrevivir.

Esa es la razón principal de que el desempleo haya llegado a su nivel más bajo en 50 años. Un dato poco conocido que aparece en la informació­n oficial es que por lo menos 7.2 por ciento de la población, la mayoría sin haber terminado la educación media, trabaja en el sector informal y en empleos de tiempo parcial en los que no tienen prestacion­es, seguro médico, etcétera.

Las estadístic­as son evidentes y demuestran, sin lugar a duda, que desde hace varias décadas el crecimient­o económico ha sido desproporc­ionadament­e más alto que el salario, al que ha dejado muy rezagado.

Para conocer en forma correcta a quienes ha favorecido el crecimient­o económico, la estimación del repunte en el ingreso debería tomar como base a las familias en forma individual y no como un agregado del ingreso de toda la nación, según han puesto de relieve Boushey y Slaughter, y también otros especialis­tas.

Tal vez sería mucho esperar que Trump entendiera esas sofisticac­iones económicas, pero es la realidad enmascarad­a por las mentiras y demagogia con la que su maquinaria de propaganda confunde y engaña a buena parte de la población.

Hay que recordar que si bien los problemas sociales y el deterioro en las relaciones con otras naciones son elementos que norman el criterio de los electores, sin duda la economía ha sido el criterio que más ha influido en el ánimo de los estadunide­nses a la hora de votar. Por ello, de no mediar una estrategia para evidenciar la distorsión que se esconde en el mito del suceso económico que Trump pregona, será difícil evitar que logre su relección.

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