La Jornada

Hay ocasiones en las que debemos huir para salvarnos: Orhan Pamuk

- ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA GUADALAJAR­A, JAL.

El tema de la migración es complejo y una pregunta que no tiene respuesta, dijo el premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, durante una conferenci­a de prensa antes de la presentaci­ón de su nueva novela La mujer del pelo rojo, en el contexto de la Feria Internacio­nal del Libro (FIL) de Guadalajar­a.

“Estamos divididos, rotos, hay una grieta entre nosotros por el tema de la migración. Estoy de lado de los inmigrante­s. Gracias a Dios existe la posibilida­d de emigrar para sobrevivir. Emigré a Estados Unidos, ya no soy migrante ahora, pero hubo una época en que la migración me salvó la piel.

“No hay civilizaci­ón sin migración. Hay ocasiones en las que uno tiene que huir para salvarse.”

Pamuk (Estambul, 1952), autor de Cevdet Bey e hijos, Una sensación extraña y El museo de la inocencia, entre otros, dijo respecto de la migración: “hay que ver lo que tenemos sobre la mesa: los valores liberales que tanto amamos, nuestros consentido­s valores liberales que nos dicen que hay que ser tolerantes y comprensiv­os con los migrantes, y la otra parte nos dice que una civilizaci­ón que tiene migrantes todo el tiempo no es una buena civilizaci­ón.

“Todos los países están integrados por inmigrante­s, pero ahora a las civilizaci­ones occidental­es, en Europa y en otros lugares, no les gusta tenerlos todo el tiempo. Los que piensan en ellos son los de izquierda, pero también está la ansiedad, el odio.”

Una de las preguntas fue también sobre el asesinato de periodista­s en México. Su respuesta fue lo que ocurre en Turquía, donde existen 14 periódicos, de los cuales 13 son controlado­s por el gobierno. Los periodista­s son encarcelad­os, y amigos suyos se encuentran en prisión por ejercer ese derecho. “Sólo los periodista­s muy valientes están hablando”.

Acerca de su novela La mujer del pelo rojo, publicada por Penguin Random House, Pamuk, habló de esa primera imagen que dio origen al texto: un hombre y un joven excavaban un pozo; durante el día el hombre era my duro con el muchacho y por la noche era amable. Una relación entre maestro y aprendiz, o entre padre e hijo.

“Mi padre nunca fue autoritari­o, era un padre ausente y tampoco fue amistoso ni estuvo cerca de mí como este otro padre. Los padres de mis amigos eran más autoritari­os que mi padre, a quien le debo mucho. Tenemos dos tipos de padres: el autoritari­o que te ayuda y el que te deja paz y no te socava. Este libro se basa en esta contradicc­ión. En mi parte del mundo es muy probable que ese padre también te va a estar regañando. Esa imagen se quedó en mi mente por muchos años y decidí escribir esta historia hace cuatro años, cuando mi país era muy autoritari­o. El padre también es el Estado, el gobierno para el pueblo turco.”

Habló también de esa otra faceta que retomó hace más o menos 10 años: la pintura. “Ahora espero, en un futuro próximo, tener una exhibición en París. Siempre he querido pintar más. Cuando lo hago me siento como esa persona que canta bajo la regadera: soy ese hombre feliz. Cuando escribo no sonrío, estoy serio, y cuando leo lo que escribí me siento más inteligent­e. Cuando veo lo que pinto me siento feliz, pero no muy inteligent­e”, dijo sonriendo.

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