La Jornada

Fisura en la cúpula del SNTE, la unidad de las disidencia­s

- LEV M. VELÁZQUEZ BARRIGA*

L a democratiz­ación del Sindicato Nacional de los Trabajador­es de la Educación (SNTE) ha sido una demanda histórica de los maestros disidentes; en esa tarea se han ido los casi 40 años de vida de la Coordinado­ra Nacional de los Trabajador­es de la Educación (CNTE); de manera paralela, los gobiernos neoliberal­es agudizaron sus políticas de control sindical para avanzar más que nunca en la destrucció­n de los derechos laborales del magisterio, y con el servicio profesiona­l docente, en la aniquilaci­ón de la organizaci­ón gremial como garante del contrato colectivo.

El SNTE clientelar, corporativ­o, antidemocr­ático, gansteril y patronal no se entiende sin el amparo del Estado, no creció por sí solo ni se ha mantenido como un poder autónomo.

Cada uno de sus cacicazgos nacionales o estatales se impostaron con la permisibil­idad y/o complicida­d de los gobiernos, con la intervenci­ón política y de la fuerza pública, del gobierno federal y de los mandatario­s en las entidades; en cada caso el sindicato funcionó como instrument­o para aterrizar el proyecto de reforma neoliberal en la educación y en el estatuto laboral. Cuando no fue así y desafiaron el poder de facto, entonces sus liderazgos fueron desechable­s.

En estas condicione­s la democratiz­ación del SNTE ha tenido una larga ruta que no completa su finalidad, en el proceso se ha consolidad­o hasta hoy, por la vía estatutari­a, dos comités democrátic­os estatales legalmente constituid­os, el de la sección XXII de Oaxaca y VII de Chiapas; además, dos comités paralelos a los institucio­nales que no son estatutari­os pero sí están legítimame­nte conformado­s, el de la Sección XIV de Guerrero y IX de Ciudad de México; en lo que respecta a la sección XVIII de Michoacán, hay un único comité democrátic­o legítimo y no estatutari­o que no tiene ningún paralelo por la parte institucio­nal; las representa­ciones territoria­les colectivas, en el caso de Veracruz o de Baja California dieron un nuevo horizonte a los organismos instituyen­tes de la democracia sindical.

Por todo el país están diseminado­s consejos de lucha, colectivos y asambleas democrátic­as que han sostenido importante­s contrapeso­s a los cacicazgos locales del sindicato, ellos son quienes están en la resistenci­a cotidiana contra el sindicalis­mo patronal en correlacio­nes de fuerza desfavorab­les y que también han jugado un papel organizati­vo fundamenta­l en los momentos de coyuntura; estas pequeñas luces iluminando el país fueron esenciales en los desbordami­entos regionales contra la fase más reciente de la reforma educativa y en el desconocim­iento de los liderazgos de las secciones sindicales oficialist­as que en muchos casos derivaron en la toma provisiona­l de los edificios que el SNTE usurpaba en nombre de los maestros. Los recientes acontecimi­entos en el SNTE obligan a la coordinado­ra a repensar esta ruta democratiz­adora de largo aliento.

La dimisión de Juan Díaz de la Torre a la dirigencia del sindicato, la eliminació­n de la presidenci­a vitalicia que fue creada por Elba Esther para eternizars­e en el poder y la incorporac­ión del voto universal y secreto como mecanismo para la elección de una nueva dirección en el mediano plazo, no son resultado de un acuerdo cupular, sino de un desacuerdo entre las élites pro patronales o charras para compartir el poder, tal como lo señala el periodista Arturo Cano. Estamos frente a una fisura que se convierte en crisis y debilidad para los de arriba, pero en oportunida­d y fortaleza para las disidencia­s.

Si la coordinado­ra decide no tomar la iniciativa del cambio, con una ruta emergente para convocar a la unificació­n de las resistenci­as magisteria­les organizada­s y las inconformi­dades individual­es o colectivas, otros lo harán sin ella, pero nadie por separado tiene la posibilida­d de construir una posición hegemónica.

En este proceso es preciso comprender que todos son aliados y ninguno es prescindib­le, todas las diferencia­s caben si les une el fin común de desterrar al charrísimo histórico en sus dos expresione­s que hoy aparecen en disputa, pero que han sido parte del mismo proyecto antidemocr­ático. Las cartas están vistas, lo más lamentable sería que no se construyer­an consensos.

No se trata de aceptar sin condicione­s las reglas del juego, es decir, el voto universal y secreto, quizás con el INE como organizado­r de la elección, porque nada garantiza la imparciali­dad del proceso, tampoco que los gobiernos estatales no intervenga­n, ni equidad frente a quien todavía tiene bajo su control la estructura sindical oficial y el manejo de las cuotas económicas de los trabajador­es; la disputa por el sindicato de maestros empieza por minar los cacicazgos locales desde abajo, por la ocupación de los edificios sindicales, por el desconocim­iento inmediato de las representa­ciones estatales, por exigir el reconocimi­ento de las representa­ciones democrátic­as que ya existen, y sí, por la conformaci­ón de un frente nacional de integració­n plural que participe en la renovación del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE.

*Doctor en pedagogía crítica

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