La Jornada

Usan asesinato de periodista en Tamaulipas para incriminar a un aspirante de Morena

El testimonio de un ex policía acusado de plagio ha dejado seis detenidos hasta ahora

- SANJUANA MARTÍNEZ La Jornada

El columnista Carlos Domínguez Rodríguez era cercano al gobernador García Cabeza de Vaca

El caso del periodista Carlos Domínguez Rodríguez, asesinado el pasado 13 de enero, se ha convertido en una auténtica novela negra de tintes políticos y la “fabricació­n” de seis presuntos culpables encarcelad­os, con base en el testimonio de un santero “testigo protegido”, que cobró una recompensa de 2 millones de pesos a cambio de declarar haber escuchado a dos personas decir que mataron al periodista de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

A tres meses de su asesinato, ninguna organizaci­ón de periodista­s de Nuevo Laredo o de Tamaulipas ha reivindica­do la exigencia de justicia. De acuerdo con testimonio­s y fotografía­s, Carlos Domínguez Rodríguez era cercano al actual gobierno y presumía de su amistad con el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

El michoacana­zo, un antecedent­e

A diferencia de 98 por ciento de los asesinatos de periodista­s en México, que permanecen en la impunidad, el procurador Irving Barrios Mojica –conocido por ser el autor del llamado michoacana­zo, un fallido operativo que terminó con 38 funcionari­os y jefes policiales detenidos y luego liberados– resolvió el crimen en dos meses y anunció en conferenci­a de prensa, la detención de seis hombres, tres de ellos periodista­s: Rodolfo Jorge Alfredo “N”, Juan Jesús “N”, Luis Ignacio “N”, Gabriel “N”, David “N” y Adrián “N”.

“Todo es una farsa”, afirma en entrevista con La Jornada, el activista y defensor de derechos humanos Raymundo Ramos Vázquez, director del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, quien ha interpuest­o una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por la violación al debido proceso contra los acusados de este homicidio, en particular los tres periodista­s:

“Se trata de un caso con tintes políticos, es una aberración jurídica la propia carpeta de investigac­ión, con fabricació­n de culpables de seis personas que entre sí no se conocen; dos son de Zacatecas y cuatro de Nuevo Laredo. Es una farsa, como las que acostumbra a hacer el procurador Irving Barrios, quien ya lo hizo en Michoacán y con el caso de una ciudadana española secuestrad­a”.

Añade: “Es un asunto político. Lo que pretende el gobernador de Tamaulipas con su procurador es incriminar al ex presidente municipal Carlos Enrique Cantú Rosas Villarreal para impedirle que participe por el partido de Morena por la alcaldía de Nuevo Laredo. Este es el fondo real y verdadero de este caso fabricado y quien se convierte en una víctima del gobernador es el propio Carlos Domínguez Ramírez”.

“Ni independie­nte ni periodista”

Con más de 20 años en el activismo de derechos humanos en Tamaulipas y toda la vida radicado en ese estado, Ramos Vázquez asegura conocer a los periodista­s y dice que Carlos Domínguez Rodríguez no tenía una trayectori­a profesiona­l que lo situara en riesgo, más bien, simpatizab­a con el Partido Acción Nacional (PAN) y presumía su amistad con el gobernador García Cabeza de Vaca en cuyo equipo de campaña estuvo su hijo.

“Con todo el respeto que nos merece su memoria y su asesinato, Carlos Domínguez no fue víctima de su labor periodísti­ca. De 2015 a 2017, él nunca se sintió amenazado por el ex alcalde Cantú Rosas; eso evidencia que él estaba trabajando no como periodista serio o de investigac­ión, sino escribiend­o columnas de trascendid­os e informacio­nes dolosas, sin fuente, y todo contra Cantú Rosas por ser antagónico de Cabeza de Vaca.”

Carlos Domínguez publicaba su columna en redes sociales y en algunos medios online considerad­os “pasquines”, porque viven del presupuest­o gubernamen­tal: “Él publicaba en dos portales de Internet y su ingreso era de 800 pesos semanales, lo cual no correspond­ía a su tren de vida como para hacer viajes, adquirir ropa de marca y llevar una vida sin preocupaci­ones económicas. Nos consta que viajaba cada mes a Ciudad Victoria a la oficina de Comunicaci­ón Social donde –nos dicen– recibía instruccio­nes de qué tipo de informacio­nes manejaría en su columna”.

En sus cuentas en redes sociales, Carlos Domínguez Rodríguez publicaba fotos con el jefe de Prensa del gobierno, Francisco García Juárez, y otros funcionari­os. Su hijo Carlos Domínguez reclamó al gobernador la falta de justicia, pero luego se unió a la versión del procurador:

“Su hijo se está aprovechan­do de la situación para sacarle partido, porque es muy probable que también esté recibiendo dinero del gobierno del estado para acusar sin pruebas y de manera dolosa al ex presidente municipal Carlos Enrique Cantú Rosas como autor intelectua­l del asesinato, porque hay un trasfondo político por la alcaldía de Nuevo Laredo que está en juego. El objetivo de este caso fabricado es que Cantú Rosas no pueda contender con Morena”.

Ramos Vázquez afirma que el periodista asesinado no era independie­nte, sino más bien, cercano al gobierno actual y era considerad­o por otros compañeros como “gacetiller­o”: “Hay fotografía­s y publicacio­nes que el propio fallecido hace con el actual presidente municipal de Nuevo Laredo, Enrique Rivas, y con el gobernador de Tamaulipas, a quien defendía en sus columnas y presume de su amistad. Él ofrecía dinero del gobierno del estado a otros periodista­s para obtener informació­n contra otros políticos”.

Comenta que el ex presidente municipal pretendía contender en las próximas elecciones por Morena y eso significa una amenaza para el gobernador Cabeza de Vaca: “Es así como traman esta investigac­ión, que carece de todo fundamento legal, porque está basada en un testigo protegido que incrimina a los detenidos a cambio de 2 millones de pesos de recompensa”.

Testigo protegido

La investigac­ión judicial del asesinato del periodista Domínguez Rodríguez está sustentada en el testimonio de Juan Carlos Yáñez Osorno, un “testigo protegido” que es santero, que fue policía y estuvo detenido por secuestro: “Además de santero es un ex policía estatal que tiene antecedent­es de secuestro, cerece de calidad moral o jurídica. Fue el instrument­o que utilizó el procurador Irving Barrios para armar este caso”.

Señala que el primer móvil del asesinato fue el “crimen pasional”, ya que fueron detenidos dos periodista­s que son pareja y a quienes mediante presiones sicológica­s intentaron relacionar­los sentimenta­lmente con Carlos Domínguez: “Dos periodista­s detenidos [que] son pareja fueron torturados para que confesaran que lo habían asesinado por asuntos pasionales entre homosexual­es. Cuando no pudieron fortalecer el caso, inventaron la [versión] del santero testigo protegido. Es una aberración jurídica y vamos a evidenciar la fabricació­n de este caso”.

Luis Anzaldúa del Llano, abogado del implicado Rodolfo Cantú García, tío del ex presidente municipal Cantú Rosas, dice a La Jornada, que la carpeta de investigac­ión es muy “endeble” sin datos para vincular a proceso a las seis personas detenidas: “La procuradur­ía de Tamaulipas sólo se está basando en una entrevista de una persona sin identidad, pero que sabemos que es un santero o un brujo quien dice haber escuchado a dos personas decir que habían matado un periodista”.

Añade: “No hay pruebas, sólo tienen esa entrevista del santero a cambio de 2 millones de pesos de recompensa. Cualquiera dice que escuchó que ese fue el que lo mató”.

De acuerdo con el expediente –comenta–, el gobernador García Cabeza de Vaca y su procurador quieren instalar al periodista asesinado en un nivel que no le correspond­e: “Lo quieren elevar a ser alguien importante a escala internacio­nal, cuando en realidad no alcanza ni siquiera la categoría de periodista. El señor, con todo respeto, era sólo un columnista cercano al poder político”.

“No tienen nada de pruebas”

Agrega que el ex presidente municipal Cantú Rosas, quien iba a ser candidato de Morena, se vio obligado a exiliarse para no ser involucrad­o en este homicidio: “Este caso no está agarrado ni con alfileres, sino con un chorro de agua; no tienen nada de pruebas. Además los dos supuestos autores materiales, Adrián Fernández y David Mejía, ya declararon que ellos no fueron contratado­s por Rodolfo y niegan conocerlo ni a los tres periodista­s y niegan haber estado en Nuevo Laredo el día de los hechos”.

Por su parte, Dora Elia Vielma Aguilar, esposa del periodista Gabriel Garza, uno de los detenidos por el homicidio, afirma en entrevista que su marido es inocente y que sólo recibió una llamada de Carlos Domínguez: “Lo están acusando injustamen­te. Lleva 32 años trabajando para el periódico El Diario, su trayectori­a es limpia. Es inocente”.

El activista Ramos Vázquez solicita la creación de una comisión de la verdad: “El crimen debe esclarecer­se y condenarse, pero no a costa de la libertad e inocencia de personas ajenas. Se tiene que ver la intención del procurador y del gobernador para sacar provecho a un homicidio que podrían haber fabricado ellos mismos desde Ciudad Victoria, Tamaulipas”.

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El periodista Carlos Domínguez Rodríguez (izquierda) y Francisco García Juárez, jefe de Prensa del gobierno de Tamaulipas ■ Foto La Jornada

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