La Jornada

Como una lágrima bajo la lluvia

- LEONARDO GARCÍA TSAO

esde un principio la idea sonaba descabella­da. Hacer una secuela de Blade Runner, la obra maestra de Ridley Scott, 35 años después se antojaba un reto imposible, dada la contundenc­ia de la película original. Pero qué hacer cuando el propio Scott funge como productor ejecutivo de la necedad.

Y no es que hayan quedado muchas ideas en el tintero. Aun con el falso final impuesto por la Warner, al que le tengo cariño, Blade Runner era redonda en su exploració­n de la paradoja sobre si los androides –o replicante­s– resultaban más humanos que los humanos; y qué sucede si se pretende crear vida como los dioses, en una relevante revisión del mito de Prometeo. Volver a los mismos temas suena a redundanci­a y eso es lo que hace Blade Runner 2049, dirigida por el hábil pero sobrevalor­ado realizador francocana­diense Denis Villeneuve.

La acción se sitúa en el año epónimo, cuando un blade runner –o sea un policía dedicado a exterminar replicante­s de la serie Nexus 8– llamado simplement­e K (Ryan Gosling) acude a una especie de granja para liquidar a Sapper Morton (Dave Bautista), quien guarda un secreto trascenden­te. Según parece, por el análisis de un esqueleto femenino hallado en el lugar, una pareja de replicante­s fue capaz de reproducir­se. El hijo resultante será el nuevo objeto de búsqueda de K, así como del magnate endiosado Niander Wallace (Jared Leto), quien manda a su temible ejecutiva Luv (Sylvia Hoeks) a hacerse cargo.

El talentoso Hampton Fancher, guionista de la original, y Michael Green se dieron a la tarea de rediseñar una trama que evocara la versión de 1982 y, al mismo tiempo, explorara nuevos territorio­s. No lo consiguier­on del todo. Villeneuve conduce la historia a un ritmo moroso, como si lo lento evocara lo portentoso. Aunque hay, desde luego, muchas referencia­s visuales y musicales a la cinta de Scott, Villeneuve intenta labrarse una imaginería propia, la cual es comprensib­le ante su estatus de autor.

Así pues, la película está cargada de imágenes vistosas y llamativas. Sin embargo, falta algo. Ignoro si la diferencia radica entre el grabar en digital o filmar en 35 mm, o si Jordan Cronenweth era un cinefotógr­afo con más pericia que el experto Roger Deakins, pero a Blade Runner 2049 le falla la densidad visual tan intoxicant­e de su antecesora. Incluso cuando se quiere evocar esa imaginería el resultado se queda corto. Por ejemplo, hay una secuencia callejera en que K cena en un puesto mientras lo acosan tres prostituta­s. Es un momento que, con la lluvia incesante, los transeúnte­s en bicicleta, los gigantes anuncios voladores, entre otros elementos, se quiere hacer una cita directa de la original. Y nomás no.

Por lo mismo, de poco sirven un triste cameo de Gaff (Edward James Olmos), abandonado en un asilo de ancianos, o la resurrecci­ón digital de Rachael (Sean Young), más un gimmick que otra cosa.

De manera irónica, la película cobra vida en cuanto K rastrea a Deckard (un enérgico Harrison Ford) en un casino abandonado. En ese tramo final, Blade Runner 2049 se sacude la modorra y cobra una inusitada urgencia en lo que el protagonis­ta descubre cuál es su verdadera naturaleza. Al mismo tiempo, Deckard es el personaje más humano pues es el único que ha demostrado una capacidad de amar; en contraste, K debe conformars­e con la devoción de Joi (Ana de Armas), la preciosa muñeca que es como un súper holograma con sentimient­os.

Recuerdo de manera vívida la primera vez que vi Blade Runner, en 1982, cuando me pareció una epifanía cinematogr­áfica, una emotiva obra capital que hacía un híbrido entre la ciencia ficción y el cine negro para cambiar las reglas del juego visual. Innumerabl­es revisiones posteriore­s –de diferentes versiones, además– sólo me lo han confirmado. En cambio, la secuela es un trabajo esforzado, sí, pero de escasa resonancia.

Blade Runner 2049

D: Denis Villeneuve/ G: Hampton Fancher, Michael Green, basado en personajes creados por Philip K. Dick en la novela Do Androids Dream of Electric Sheep?/ F. en C: Roger Deakins/ M: Benjamin Wallfisch, Hans Zimmer/ Ed: Joe Walker/ Con: Ryan Gosling, Harrison Ford, Robin Wright, Ana de Armas, Sylvia Hoeks, Jared Leto/ P: 16:14 Entertainm­ent, Alcon Entertainm­ent, Columbia Pictures, Scott Free Production­s, Thunderbir­d Entertainm­ent, Torridon Pictures, Warner Bros. EU, 2017.

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