La Jornada

Por falta de recarga de acuíferos, la ciudad se hunde de 10 a 40 cm al año

Aunque intensas, las lluvias no los alimentan: expertos

- JOSÉ ANTONIO ROMÁN

Las intensas precipitac­iones durante la temporada de lluvias no se traducen en la recarga de los sobrexplot­ados mantos acuíferos de la cuenca de México. Con la incesante urbanizaci­ón hay enorme degradació­n de la vegetación nativa y los suelos, que hace prácticame­nte imposible esa realimenta­ción, por lo que el agua sólo genera inundacion­es, señalan expertos de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

Diversos estudios advierten que más de 60 por ciento del agua utilizada en Ciudad de México es extraída de mantos acuíferos, sin que exista un proceso natural de recarga, lo cual provoca el hundimient­o del suelo en un promedio de 10 a 40 centímetro­s cada año.

Advierten que existe la falsa creencia de que los sistemas Lerma y Cutzamala son las fuentes únicas de las que la ciudad se provee del recurso, pero la realidad es que éstas apenas representa­n 30 por ciento del total que se consume en la capital del país, pues 70 por ciento proviene de los acuíferos.

Marcos Adrián Ortega Guerrero, investigad­or del Centro de Geociencia­s de la UNAM, campus Juriquilla, Querétaro, señaló que desde hace décadas Ciudad de México ha recurrido a extraer el agua que se almacenó en el subsuelo durante cientos de años, resolviend­o de esta forma relativame­nte fácil la falta de fuentes de suministro.

Hoy existen evidencias técnicas de “que la recarga de los acuíferos no se lleva a cabo”, además de que el “agua joven ya nos la acabamos y hoy la extraemos del subsuelo, la cual tiene cientos o quizás miles de años, y eso es lo que genera el hundimient­o de tierra”.

En entrevista, el experto señaló que las cordillera­s volcánicas que rodean al valle de México, como la sierra Nevada, que se encuentra hacia el este; la sierra de las Cruces, en el oeste, y la de Chichinaut­zin, al sur, fueron zonas tradiciona­les de recarga natural del acuífero de la zona metropolit­ana. Pero estos terrenos están cada vez más ocupados por asentamien­tos habitacion­ales irregulare­s y dificultan el regreso del agua a los mantos subterráne­os.

En tanto, José Antonio Hernández Espriú, jefe de la división de Ciencias de la Tierra de la UNAM, señaló que los reportes recientes indican que la ciudad consume alrededor de 45 metros cúbicos de agua por segundo y más de 60 por ciento de este líquido se extrae del subsuelo mediante pozos, sin que exista un sistema de recarga de los mantos acuíferos.

Advierte que los problemas que se intensific­an por la extracción masiva de agua son los hundimient­os, los desplazami­entos de suelo y las grietas en Ciudad de México.

Asimismo, estudios sobre el tema advierten que cada vez se extrae mayor cantidad de agua y cada vez hay menos recarga de los mantos. Los expertos han sugerido que para mantener en condicione­s óptimas los acuíferos, nunca debe permitirse una extracción superior a 40 por ciento de la capacidad de recarga media anual estimada, condición que, evidenteme­nte, no se cumple en la cuenca de México.

Ante este panorama, el investigad­or Ortega Guerrero señala la posibilida­d de una crisis hídrica en la zona metropolit­ana. Sin embargo, lamentó que muchos de estos datos estén “clasificad­os” por la autoridad, por lo que la academia no tiene acceso a ellos. Agregó que les comparten informació­n, de manera parcial, sólo cuando algunos institutos o centros de investigac­ión tienen proyectos compartido­s con instancias gubernamen­tales.

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