Develan la complejidad de la cantante Lucha Reyes
■ La dramaturga Ximena Escalante, quien se inspiró en el libro de Alma Velasco, retoma momentos determinantes en la vida del personaje
Inspirada en la novela Me llaman la Tequilera, de Alma Velasco, la dramaturga Ximena Escalante retoma momentos determinantes en la vida de la cantante mexicana María de la Luz Flores Aceves, mejor conocida como Lucha Reyes, para escribir la obra teatral La Tequilera.
Con dirección de Antonio Serrano, se escenifica en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.
Es una historia en la que se reflejan las intensas relaciones y vicisitudes que atormentaron a la cantante: el alcohol, su única y constante compañía; la madre ausente, también alcohólica, quien fue su peor enemiga; la frustración por no poder ser madre, y la mala suerte en el amor, pues elegía hombres que la abandonaban, que no toleraron ni entendieron su forma de ser, y paradójicamente su talento, que la posicionó como la creadora de la música ranchera bravía.
Mujer que invariablemente actuó contra sí misma
Contada su historia escénicamente de manera fragmentada, Lucha Reyes evoca su pasado.
El montaje articula un juego en el que de modo paralelo se aprecian las acciones en el escenario y simultáneamente dos cámaras en tiempo real enfocan las mismas acciones, las cuales son proyectadas en una pantalla.
De acuerdo con Antonio Se- rrano esa propuesta escénica ha sido muy difícil, pues implica una labor en la que convergen el video en circuito cerrado, los desplazamientos de los camarógrafos, los encuadres cinematográficos y la acción dramática sobre el escenario.
Aquí lo que se narra es la historia íntima, dolorosa y trágica de Lucha Reyes, explica el director. ‘‘Una mujer que quizá no tuvo las herramientas para sobrevivir al machismo de su tiempo, a esa manera ‘‘hombruna” que tenía para cantar, pues ella era soprano, pero se volvió contralto, luego de perder por un tiempo la voz.
‘‘La persona y la personalidad de Lucha Reyes son trágicas: fue una mujer que invariablemente actuó contra sí misma. Dotada de una fuerte personalidad exacerbada por sus propios demonios, una voz excepcional y una gran necesidad de ser amada, que nunca supo cómo llevar las riendas de su vida.
‘‘Es una historia que yo quería acercar al público, también de una manera íntima; quise meterme a los recovecos de las sábanas, habitaciones y relaciones emocionales, para ello me sirvió más la cámara, explicó.
‘‘Hacer uso de ese voyerismo y exhibicionismo que hoy se ven en las redes sociales con la utilización de los teléfonos móviles. Para nosotros fue un experimento hacerlo de esa manera, conjugar las técnicas de cine, televisión y teatro.”
El juego escénico es que Lucha Reyes recuerda su pasado, al tiempo que se está filmando una película de su vida.
Romper esquemas en un ambiente machista
Para la actriz Daniela Schmidt, quien encarna a la protagonista, de lo que se trata es de dimensionar en toda su complejidad la figura de Lucha Reyes. ‘‘Traté de representar no sólo a una cantante de ranchero alcohólica, sino a una mujer que se sentía muy sola e incomprendida, y que al mismo tiempo rompía muchos esquemas sociales de la época para tratar de vivir a su modo, en medio de un ambiente machista y a pesar de todo ello triunfar”.
Con las actuaciones de Daniela Schmidt, Carolina Politi, Mauricio Isaac, Paulette Hernández, David Medel, Arantza Ruiz y Arturo Barba, quienes encarnan entre cuatro y cinco personajes, La Tequilera concluirá temporada el 2 de julio; funciones: jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 300), Ciudad Universitaria).
El convivio del difunto, que se estrenó hace unos días, gira en torno a las pasiones amorosas.
Es la historia de ‘‘un muerto que sigue hablando y caminando; que tiene todo el derecho de saber, por boca de su esposa, que ha fallecido”.
Sin embargo, el miedo, el terror y desconcierto de sus familiares y amigos impiden comunicar al occiso que ha muerto; ello detonará una serie de enredos que reflejan la idiosincrasia del ser mexicano, explicó Zapata.
Leonor, refinada aristócrata, descubre que su marido, Mauricio, ha fallecido, pero sigue hablando y moviéndose. Ni el eminente médico de la familia se explica tan extraordinario suceso. Ella busca consuelo en dos de sus mejores amigos: Silvia y Alfonso.
Magda, trabajadora doméstica, es el contrapunto que destaca la diferencia entre el nivel social y cultural de los demás personajes, a los que su estrato económico e intelectual les ha hecho olvidar, aparentemente, una forma de pensar sobre temas naturales, religiosos o mágicos. ‘‘Será Magda, quien voltea todo, quien dé la explicación de lo que pasa, y las soluciones”.
Vemos un México diferente
Ambientadas en los años 70 del siglo pasado, las acciones remiten a un matrimonio que se ini-
‘‘HISTORIA ÍNTIMA Y TRÁGICA’’ DE LA CREADORA DE LA MÚSICA RANCHERA BRAVÍA