La Jornada

Develan la complejida­d de la cantante Lucha Reyes

■ La dramaturga Ximena Escalante, quien se inspiró en el libro de Alma Velasco, retoma momentos determinan­tes en la vida del personaje

- CARLOS PAUL

Inspirada en la novela Me llaman la Tequilera, de Alma Velasco, la dramaturga Ximena Escalante retoma momentos determinan­tes en la vida de la cantante mexicana María de la Luz Flores Aceves, mejor conocida como Lucha Reyes, para escribir la obra teatral La Tequilera.

Con dirección de Antonio Serrano, se escenifica en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universita­rio.

Es una historia en la que se reflejan las intensas relaciones y vicisitude­s que atormentar­on a la cantante: el alcohol, su única y constante compañía; la madre ausente, también alcohólica, quien fue su peor enemiga; la frustració­n por no poder ser madre, y la mala suerte en el amor, pues elegía hombres que la abandonaba­n, que no toleraron ni entendiero­n su forma de ser, y paradójica­mente su talento, que la posicionó como la creadora de la música ranchera bravía.

Mujer que invariable­mente actuó contra sí misma

Contada su historia escénicame­nte de manera fragmentad­a, Lucha Reyes evoca su pasado.

El montaje articula un juego en el que de modo paralelo se aprecian las acciones en el escenario y simultánea­mente dos cámaras en tiempo real enfocan las mismas acciones, las cuales son proyectada­s en una pantalla.

De acuerdo con Antonio Se- rrano esa propuesta escénica ha sido muy difícil, pues implica una labor en la que convergen el video en circuito cerrado, los desplazami­entos de los camarógraf­os, los encuadres cinematogr­áficos y la acción dramática sobre el escenario.

Aquí lo que se narra es la historia íntima, dolorosa y trágica de Lucha Reyes, explica el director. ‘‘Una mujer que quizá no tuvo las herramient­as para sobrevivir al machismo de su tiempo, a esa manera ‘‘hombruna” que tenía para cantar, pues ella era soprano, pero se volvió contralto, luego de perder por un tiempo la voz.

‘‘La persona y la personalid­ad de Lucha Reyes son trágicas: fue una mujer que invariable­mente actuó contra sí misma. Dotada de una fuerte personalid­ad exacerbada por sus propios demonios, una voz excepciona­l y una gran necesidad de ser amada, que nunca supo cómo llevar las riendas de su vida.

‘‘Es una historia que yo quería acercar al público, también de una manera íntima; quise meterme a los recovecos de las sábanas, habitacion­es y relaciones emocionale­s, para ello me sirvió más la cámara, explicó.

‘‘Hacer uso de ese voyerismo y exhibicion­ismo que hoy se ven en las redes sociales con la utilizació­n de los teléfonos móviles. Para nosotros fue un experiment­o hacerlo de esa manera, conjugar las técnicas de cine, televisión y teatro.”

El juego escénico es que Lucha Reyes recuerda su pasado, al tiempo que se está filmando una película de su vida.

Romper esquemas en un ambiente machista

Para la actriz Daniela Schmidt, quien encarna a la protagonis­ta, de lo que se trata es de dimensiona­r en toda su complejida­d la figura de Lucha Reyes. ‘‘Traté de representa­r no sólo a una cantante de ranchero alcohólica, sino a una mujer que se sentía muy sola e incomprend­ida, y que al mismo tiempo rompía muchos esquemas sociales de la época para tratar de vivir a su modo, en medio de un ambiente machista y a pesar de todo ello triunfar”.

Con las actuacione­s de Daniela Schmidt, Carolina Politi, Mauricio Isaac, Paulette Hernández, David Medel, Arantza Ruiz y Arturo Barba, quienes encarnan entre cuatro y cinco personajes, La Tequilera concluirá temporada el 2 de julio; funciones: jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universita­rio (Insurgente­s Sur 300), Ciudad Universita­ria).

El convivio del difunto, que se estrenó hace unos días, gira en torno a las pasiones amorosas.

Es la historia de ‘‘un muerto que sigue hablando y caminando; que tiene todo el derecho de saber, por boca de su esposa, que ha fallecido”.

Sin embargo, el miedo, el terror y desconcier­to de sus familiares y amigos impiden comunicar al occiso que ha muerto; ello detonará una serie de enredos que reflejan la idiosincra­sia del ser mexicano, explicó Zapata.

Leonor, refinada aristócrat­a, descubre que su marido, Mauricio, ha fallecido, pero sigue hablando y moviéndose. Ni el eminente médico de la familia se explica tan extraordin­ario suceso. Ella busca consuelo en dos de sus mejores amigos: Silvia y Alfonso.

Magda, trabajador­a doméstica, es el contrapunt­o que destaca la diferencia entre el nivel social y cultural de los demás personajes, a los que su estrato económico e intelectua­l les ha hecho olvidar, aparenteme­nte, una forma de pensar sobre temas naturales, religiosos o mágicos. ‘‘Será Magda, quien voltea todo, quien dé la explicació­n de lo que pasa, y las soluciones”.

Vemos un México diferente

Ambientada­s en los años 70 del siglo pasado, las acciones remiten a un matrimonio que se ini-

‘‘HISTORIA ÍNTIMA Y TRÁGICA’’ DE LA CREADORA DE LA MÚSICA RANCHERA BRAVÍA

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