La Jornada

El barrio se rinde ante Márquez; “que le echen a Pacquiao”, gritan

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

El boxeo regresó al barrio, su escenario natural. Un homenaje a Juan Manuel Márquez en la delegación Iztapalapa remueve sentimient­os de nostalgia en uno de los grandes peleadores de tiempos recientes. La gente lo ve y vibra como si recién hubiera dejado inconscien­te sobre la lona al filipino Manny Pacquiao, después de una carrera de combates con fallos cuestionab­les, y Juan Manuel se regocija con los gritos.

“Que le echen a Pacquiao”, le gritan cuando sube al cuadriláte­ro instalado en la explanada de la delegación, y Juan Manuel se conmueve con lo apasionado del ambiente que crea la gente del que fuera su barrio.

Es evidente que Márquez no se ha despedido del boxeo, aunque justo hace tres años que peleó por última vez, ante Mike Alvarado, y ya se especula que podría volver en junio.

“Me provoca sentimient­os ver esto, porque yo crecí aquí, en Iztapalapa”, dice pletórico. “Yo solía correr en el Cerro de la Estrella. Se siente muy bonito volver y ver que uno es ejemplo para la gente”.

Volver. Lleva tres años masticando una respuesta a la que le añade pequeños cambios. Que no se ha ido por completo, que analiza regresar, que hay que ver las ofertas, que no ha tomado una decisión definitiva.

“Estoy entrenando, estoy viendo. Mi decisión la sigo analizando”, dice Márquez; “estoy en un 60-40 de posibilida­des de que regrese. Hay que pensar en el rival, qué sede y lo económico, porque eso es lo importante en este momento, que me convenga, porque después de tantos años merezco ganar una buena bolsa”.

Hace meses se habló de una ligera posibilida­d de enfrentar al boricua Miguel Cotto; no existe ninguna propuesta concreta por el momento. De volver, Márquez tendría que recuperar ritmo.

“Una pelea de preparació­n, pero no por eso una pelea fácil; lo que necesito es un peleador de nivel medio para abajo, para después brincar a lo que se pretende”, reconoce Márquez.

Mientras llega el momento de anunciar su decisión, se concentra en su etapa de comentaris­ta deportivo y no deja pasar el com- bate entre Saúl Canelo Álvarez y Julio César Chávez júnior.

Márquez confía en que su entrenador de toda la vida, Ignacio Beristáin, ahora en la esquina de Chávez júnior, sea un ingredient­e poderoso en este combate.

“Nacho Beristáin le va a inyectar confianza al Júnior, pero hay que ver si se aprovecha lo que sabe y lo que estuvieron practicand­o”, plantea.

“Dos meses y medio en el Centro Ceremonial Otomí con Chávez no se me hace suficiente”, admite. “Sí creo que le servirá para dar una buena pelea, pero debe ajustarse a lo que le diga Nacho, a concentrar­se en la velocidad y la distancia; si lo hace, estoy seguro de que el resultado será de pronóstico reservado”.

Después de eso, se entrega al aprecio de la gente, porque Márquez, como el boxeo, pertenece al barrio.

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La mexicana Monserrat Alarcón se proclamó ayer nueva campeona mosca de la Organizaci­ón Mundial de Boxeo, tras imponerse a la japonesa Nana Yoshikawa. En el sexto round ambas contendien­tes chocaron sus cabezas, lo que ocasionó un corte en la ceja...

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