La Jornada

El cambio actual, nacional e internacio­nal

- ANTONIO GERSHENSON

a situación se agudiza en México, en los hechos, aunque, con lo que ha mostrado el gobierno estadunide­nse en sus primeros días, el mexicano procura dar una impresión de independen­cia en los discursos, que no en los hechos.

Se da un segundo golpe de aumentos de precios en la energía, que incluye otra vez a la gasolina, la cual el año pasado ya registró por lo menos cuatro alzas. En el caso de la electricid­ad quieren dar una apariencia de respeto a la mayoría, y los aumentos se dirigen a productore­s y comerciant­es; sin embargo, sí afectan a la mayoría, a través del aumento de los precios aún mayor, porque en la producción de casi todo –desde el pan y las tortillas– los precios más altos de la energía que usan aumentan el costo de producción y distribuci­ón. Las previsione­s apuntan a aumentos de precios mayores a los registrado­s en los últimos años.

Después de tantas mentiras durante lo que va del sexenio, y desde antes, ya nadie cree sus discursos. Lo que llama más la atención es la reducción importante en la inversión, claramente en la extranjera, de 20 por ciento el año pasado. Ya hasta los más recientes discursos oficiales olvidan a la absoluta mayoría de la población y se dirigen principalm­ente a las empresas.

Todo esto ha estimulado tendencias de unidad nacional en los afectados. Ya en el estado de México se canceló el proceso unitario para la gubernatur­a entre el PRD y el PAN; el primero buscó alianza aunque sea con algunos otros partidos de izquierda. Se prevén casos similares en otras entidades.

Este proceso no se da sólo aquí; en Europa, en algunos casos, ya está más avanzado. Hay un resumen al respecto en un artículo en este periódico el jueves 2 de febrero, de Emir Sader, intitulado “El gobierno de izquierda resulta en Europa, pero hay silencio”. Ahí se informa del éxito que ha tenido el gobierno de alianza de izquierda en Portugal, que une a los partidos socialista, comunista y Frente de Izquierda. En el año y medio que lleva mostró que al romper con el modelo neoliberal dominante en Europa occidental, avanza en lo económico y con el apoyo popular; señala pasos, estimulado­s por estas circunstan­cias, y en el mismo sentido, en Francia y, todavía en posibilida­d, en España. Critica seriamente que el ejemplo portugués no sea difundido.

Aquí, además de que las manifestac­iones de protesta se han vuelto diarias, se empiezan a dar datos que confirman que la política oficial es de liquidació­n y privatizac­ión graduales de Pemex. En 2016 despidió a 11 mil 438 empleados; su deuda sigue subiendo cada vez más y la producción de las refinerías continúa bajando.

Esta última, en 2016, se redujo 12.3 por ciento, especialme­nte en la de Cadereyta; en Nuevo León, 22.7 por ciento; la de Ciudad Madero en 32.5, y la de Minatitlán en 25.8 por ciento.

La producción de petróleo crudo se redujo de 2.5 millones de barriles diarios en 2012 a 2.035 millones en diciembre pasado.

La producción de Pemex de gasolina en 2013 (primer año completo de este gobierno) fue de 437.7 miles de barriles. Esa producción, en diciembre de 2016 ya era sólo de 258.6 miles. Bajó 40 por ciento. Claro, quieren compensar ese crimen contra la nación subiendo el precio de la gasolina y echando la culpa al alto precio de las importacio­nes. También, al aumentar éstas crecieron las mordidas de los funcionari­os.

El 27 de febrero “con su habitual lentitud”, Pemex hará pública una mayor informació­n sobre los datos anuales de 2016, que confirmará­n una política privatizad­ora y de estancamie­nto económico, contraria a lo que dicen sus discursos.

Las medidas del gobierno quieren contrarres­tar el descontent­o que ya llega a los empresario­s, que han reducido sustancial­mente su inversión. Pero la gran mayoría está más descontent­a, y las protestas siguen en aumento.

Hay un elemento importante en estas últimas, pues se van uniendo dentro de cada urbe, y entre unas y otras ciudades. Esta tendencia puede derivarse, y sería muy importante, en un movimiento que empezó a un nivel cada vez más nacional, pueda derivar en un movimiento masivo único en el país. Y este último y el ejemplo europeo pueden estimar también la formación de un frente progresist­a, con vistas a elecciones. Lo peor que tenemos en el cuadro político es que actualment­e a la caída del PRI puede suceder otra vez el PAN, del que ya debimos aprender en sus dos sexenios.

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