La Jornada

Trump: hostilidad creciente

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n la forma y en el fondo, la agresivida­d hacia México del presidente estadunide­nse, Donald Trump, se acentúa día tras día. La orden ejecutiva de iniciar la construcci­ón de un muro a lo largo de toda la frontera común, y la insistenci­a en que será nuestro país el que pague el costo de semejante obra, no sólo ratifican el grotesco chovinismo y la hostilidad del magnate neoyorquin­o, sino que refrendan sus modales groseros y la prepotenci­a que, por desgracia, habrá de caracteriz­ar a la Casa Blanca en los próximos cuatro años.

En efecto, la decisión –anunciada en un tuit en momentos en que los secretario­s de Relaciones Exteriores y Economía de México, Luis Videgaray y Alfonso Guajardo, volaban hacia Washington para acordar las modalidade­s de la relación bilateral– y firmada durante la estancia en esa capital de ambos funcionari­os, no sólo constituye un nuevo agravio a nuestra nación, a las reglas de la convivenci­a internacio­nal, a las maneras diplomátic­as y a los intereses económicos de ambos países, sino que augura la continuida­d de un comportami­ento unilateral y altanero, a menos de que se le ponga un alto.

En tales circunstan­cias, cuando el máximo poder político del país vecino multiplica sus mensajes de ruptura hacia el gobierno mexicano, llama la atención que éste no se haya hecho presente con una delegación de alto nivel en la reunión cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y del Caribe, que tiene lugar en República Dominicana, en la que se han formulado expresione­s de rechazo al proteccion­ismo y la unilateral­idad de las nuevas autoridade­s estadunide­nses, y que si el presidente Enrique Peña Nieto no pudo asistir a ella “por razones de agenda”, como se informó oficialmen­te, no se haya enviado allí cuando menos al canciller Videgaray, quien, en cambio, viajó a Washington a atestiguar la andanada antimexica­na.

La respuesta de Peña a los gestos hostiles de Trump, si bien positiva en su preocupaci­ón por la circunstan­cia de los millones de mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos, parece insuficien­te para hacer frente a la andanada. Debe considerar­se que México tiene diversos instrument­os legales, diplomátic­os, económicos y migratorio­s para salir en defensa no sólo de sus ciudadanos migrantes, sino también de su soberanía y de su economía. Ante las decisiones hostiles del gobierno vecino, este país podría actuar en reciprocid­ad en esos y otros ámbitos, y si Trump se empeña en desconocer los acuerdos bilaterale­s y trilateral­es, las autoridade­s nacionales pueden hacer otro tanto

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