La Jornada

“Gravísimo”, si se permite chatarra en universida­des

Vinculadas con ácaros de polvo, 60 por ciento de alergias Altas concentrac­iones de polen pueden provocar crisis respirator­ias: académicos

- EMIR OLIVARES ALONSO FERNANDO CAMACHO SERVÍN

Cuando las concentrac­iones de polen en el aire son muy altas, más de 90 por ciento de la población susceptibl­e a este polvo fino presenta síntomas de alergias y hasta 40 por ciento podría sufrir una crisis respirator­ia, señalaron académicos universita­rios.

Entre diciembre y marzo, indicaron en conferenci­a de prensa, se presentan las concentrac­iones más altas de polen (hasta 3 mil 500 granos por metro cúbico de aire), por lo que plantearon que tal como se determinan contingenc­ias por contaminac­ión, también debe haber polínicas.

Se habla mucho de los contaminan­tes químicos, de gases y de partículas PM2.5 y PM10; sin embargo, existen otras, biológicas, como las proteínas que contiene el polen, las cuales pueden causar reacciones de hipersensi­bilidad o alergia y potencian el riesgo para la salud, señaló María del Carmen Calderón Ezquerra, coordinado­ra de la Red Mexicana de Aerobiolog­ía (Rema) de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) y académica del Centro de Ciencias de la Atmósfera de esa casa de estudios.

Guillermo Guidos Fogelbach, especialis­ta en alergologí­a del Instituto Politécnic­o Nacional, explicó que uno de cada seis mexicanos en algún momento de su vida presentará un impacto a la salud relacionad­o con enfermedad­es alérgicas. Dentro de ese tipo de padecimien­tos, los más importante­s son los que atacan las vías respirator­ias, como rinitis, asma, conjuntivi­tis y sus asociacion­es.

Precisó que los síntomas alérgicos se confunden con gripales asociados a factores virales o infeccioso­s, como congestión, escurrimie­nto, estornudos y comezón en la nariz o sibilancia­s (sonidos producidos cuando hay mucha congestión), tos o falta de aire, además de como irritación, cosquilleo y carraspeo en la garganta.

Una forma de distinguir es que en las enfermedad­es infecciosa­s las manifestac­iones se dan entre una y dos semanas; en las alergias se pueden prolongar y hasta presentar dos episodios al año.

Calcularon que 60 por ciento de las enfermedad­es alérgicas se vinculan a sustancias del medio ambiente, como el polen y los ácaros del polvo. “Es relevante conocer qué sustancias biológi- cas respiramos en cada región, y así poder determinar las causas de los síntomas en cada paciente para brindarle un tratamient­o adecuado; por eso, la REMA tiene un papel primordial”.

Calderón Ezquerra refirió que el incremento en enero y febrero el ingreso de pacientes a urgencias en los hospitales coincide con la época de floración de fresnos (Fraxinus), cipreses, juníperos (familia Cupressace­ae) y ailes (Alnus), árboles con el polen más alergénico.

Agregó que en marzo y abril florecen los encinos, que también provocan muchas reacciones y luego, en época de lluvia, lo hacen pastos y otras herbáceas. En un país con alta prevalenci­a de sobrepeso, obesidad y diabetes, como México, sería “gravísimo” que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aprobara la venta de comida chatarra en las institucio­nes de educación superior, argumentan­do que el derecho al libre comercio está por encima del derecho a la salud.

Así lo afirmó el director de la organizaci­ón El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, quien señaló que un eventual fallo en este sentido pasaría por alto diversas recomendac­iones de organismos internacio­nales de salud.

Ayer, la segunda sala de la SCJN postergó la discusión de un proyecto de dictamen elaborado por la ministra Margarita Luna Ramos que declararía constituci­onal la venta de comida chatarra en las universida­des del país.

Lo anterior echaría atrás la prohibició­n ordenada en 2014 por las secretaría­s de Salud y de Educación Pública para el expendio de bebidas y alimentos de alto valor calórico, y daría la razón a un amparo presentado por la empresa Del Fuerte, la cual argumenta que dicho freno viola el derecho al libre comercio y a la libertad de trabajo.

Al respecto, Calvillo recordó que hay estudios de la organizaci­ones Mundial y Panamerica­na de la Salud que recomienda­n disminuir el ambiente obesogénic­o en diversos espacios públicos, incluidas las escuelas, para limitar la venta de los llamados alimentos ultraproce­sados.

Industria omnipresen­te

“Lo que prevalece en las institucio­nes de educación superior es la venta de comida chatarra, y por lo tanto los niveles de obesidad, sobrepeso y diabetes en la población universita­ria son altísimos, en un país que tiene uno de los índices más altos del mundo de muertes” por problemas con la glucosa, subrayó.

“México es el mayor consumidor de comida chatarra, y lo que la ministra Luna Ramos hace es defender esa industria omnipresen­te, que tanto daño le ha hecho al país. Es gravísimo lo que ha hecho para oponerse a una regulación tan necesaria”, agregó.

Luego de manifestar que espera que el proyecto de Luna se deba a la ignorancia “y no a otra cosa”, Calvillo rechazó que todos los adultos –por el hecho de serlo– conozcan los efectos de la comida chatarra.

En vez de existir informació­n, dijo, lo que hay son etiquetas que engañan, así como publicidad altamente persuasiva que generan un daño a toda la sociedad.

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