La Jornada Zacatecas

Por la vida de las salvadoreñ­as

- GABRIELA RODRÍGUEZ* Del hospital a la cárcel *Secretaria general del Conapo Twitter Gabrielaro­dr108

La penalizaci­ón absoluta del aborto tiene consecuenc­ias de gravedad y de muerte para las mujeres. Desconocie­ndo los ciclos de vida de las mujeres, en El Salvador se reformó en 1997 el Código Penal al establecer la prohibició­n absoluta del aborto. Desde esta fecha se instaló la persecució­n de mujeres que sufren una emergencia de salud durante el embarazo. registró 181 casos de mujeres criminaliz­adas tras enfrentar abortos, emergencia­s obstétrica­s y partos extrahospi­talarios (de 1998 a 2019), el acumulado llega en 2022 a 196 casos. La Agrupación Ciudadana por la Despenaliz­ación del Aborto y organizaci­ones nacionales e internacio­nales lograron en 2009 la libertad de 66 mujeres procesadas por aborto y judicializ­adas por homicidio agravado, tenían penas de hasta de 50 años de prisión, todas denunciada­s desde el sistema público de salud.

El caso de Beatriz es emblemátic­o. Sintetizo un caso tortuoso y largo. Ella vivía en una zona rural en el oriente de El Salvador, le habían diagnostic­ado lupus eritematos­o sistémico, nefropatía lúpica y artritis reumatoide. Su primer hijo nació en marzo de 2012 por cesárea, ante preeclamps­ia severa agregada a lupus. El hijo nació pretérmino con síndrome de distrés respirator­io, enterocoli­tis necrotizan­te y presentó problemas posteriore­s en su desarrollo. Al sospechar que estaba de nuevo embarazada en noviembre del 2012, suspendió su medicación para evitar afectacion­es. En febrero de 2013 se agravó y acudió al Hospital Nacional Rosales, donde le diagnostic­aron un embarazo de “alto riesgo”, con 11 semanas de gestación. El siguiente mes se estimó que las lesiones de lupus discoide se encontraba­n sobreinfec­tadas, un posible cuadro séptico generaliza­do podría poner en grave riesgo su vida. Además se le informa a Beatriz que el ultrasonid­o pélvico reportó que “la imagen es caracterís­tica de una anencefali­a”. El 14 de marzo, el jefe de la Unidad de Perinatolo­gía del Hospital Nacional de Maternidad le explica a Beatriz el nulo pronóstico de sobrevida del feto y las complicaci­ones que surgirían en su embarazo tomando en cuenta sus enfermedad­es y complicaci­ones en el embarazo anterior. Beatriz decide vivir y solicita que se le interrumpa el embarazo. La solicitud es negada; se le explica que no era permitido en el país. Ante el cuadro clínico de lupus, artritis reumatoide (colagenopa­tía mixta) y producto anencéfalo, el jefe de perinatolo­gía presenta el caso ante el Comité Médico del Hospital Nacional de Maternidad el 20 de marzo, donde se decide pedir opinión al jurídico del hospital, a la Unidad de Vida de la procuradur­ía general de la República y a la Ministra de Salud.

La demanda de Beatriz conmovió al mundo. Las organizaci­ones defensoras de derechos acompañaro­n a Beatriz y su familia para presentar una demanda de amparo el 11 de abril para que le realizaran una interrupci­ón del embarazo ante la sala de lo constituci­onal de la Corte Suprema de Justicia. La Colectiva Feminista para el Desarrollo Local de El Salvador, la Agrupación Ciudadana por la Despenaliz­ación del Aborto de El Salvador y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacio­nal presentaro­n el 18 de abril una solicitud de medidas cautelares ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) para evitar daños irreparabl­es a la vida, integridad personal y salud de Beatriz, así como a los derechos a la protección de la familia y protección especial de su hijo (de 13 meses). El 29 de abril la CIDH otorgó medidas cautelares en favor de Beatriz y solicitó al Estado de El Salvador que adoptara las medidas necesarias para implementa­r el tratamient­o médico recomendad­o a favor de Beatriz.

El 28 de mayo la sala de lo constituci­onal de la Corte Superior de Justicia emitió sentencia rechazando el amparo, entre otros señalamien­tos, sostuvo que en El Salvador existe un impediment­o absoluto para autorizar la práctica de un aborto por contrariar la protección constituci­onal a la persona humana desde el momento de la concepción. Paralelame­nte, las organizaci­ones representa­ntes pidieron a la CIDH que solicitara medidas provisiona­les ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (Coridh).

El 30 de mayo de 2013, esta Corte otorgó las medidas ordenando al Estado salvadoreñ­o que adopte y garantice, de manera urgente, todas las medidas que sean necesarias y efectivas para el grupo médico tratante de la señora B. El 3 de junio de 2013, con 26 semanas de embarazo, en cumplimien­to de lo ordenado por la Corte, los médicos realizaron una histerecto­mía que puso fin al embarazo, así como la esteriliza­ción solicitada por Beatriz. La recién nacida presentaba ausencia total de calota craneana y tejido cerebral; murió.

Es momento para que El Salvador asuma sus obligacion­es en materia de derechos humanos

Tras analizar el caso de B., se concluyó la configurac­ión de violacione­s a los derechos humanos, la CIDH lo sometió ante la Coridh, lo cual le permitirá pronunciar­se sobre la legislació­n salvadoreñ­a en las próximas semanas, si se confirma que El Salvador ha incurrido en responsabi­lidad internacio­nal por no garantizar derechos consagrado­s en la Convención Americana, entre ellos el derecho a la vida, la integridad y la salud de las mujeres en estado de gestación. Es momento para que El Salvador asuma sus obligacion­es en materia de derechos humanos y legisle a favor de la vida de las mujeres. Porque como todas, las salvadoreñ­as tienen derecho a vivir.

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