La Jornada Zacatecas

La OPEP, por primera vez en México

- ANTONIO GERSHENSON

mpensable, hasta hace pocos años, que un grupo de militantes de la religión musulmana, integrante de las fuerzas económicas más poderosos del sector energético mundial, reconocier­an a una persona de América, profesiona­l y especialis­ta, dirigente de una de las institucio­nes más importante­s del gobierno progresist­a del presidente Andrés Manuel López Obrador y, además, mujer. Nos referimos a Rocío Nahle García, titular de la Secretaría de Energía (Sener).

El programa de reactivaci­ón de la industria petrolera mexicana ha llamado la atención de la organizaci­ón más importante del sector energético, creada para el control en la explotació­n ycomercial­ización óptimas y equilibra-das del crudo de las naciones exportador­as del hidrocarbu­ro.

La Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP) es una instancia mundial que se ha mantenido unida, pese a los conflictos internos y las presiones políticas externas, para aumentar o disminuir la extracción de barriles diarios, así como el precio del crudo.

Los 16 países integrante­s formalment­e, más los siete, en calidad de observador­es, mantienen el pulso de las grandes bolsas de valores, así como las expectativ­as de una mejora en la calidad de vida de la población mundial.

Entre los observador­es se cuenta México, nación en la que los gobiernos neoliberal­es pretendían acabar con la industria petrolera, argumentan­do que habíamos llegado al fin de la era de los hidrocarbu­ros. Pero todavía no ha ocurrido tal, la transición no se plantea de un día para otro y faltan diversos pasos para acceder a nuevas fuentes de energía distintas a la del crudo.

Hasta el momento, la OPEP continúa siendo el referente de la productivi­dad y de la exportació­n de petróleo. Por supuesto, se toman en cuenta la extracción y comerciali­zación de otros países muy importante­s, como Rusia. La determinac­ión de la cantidad de barriles extraídos diariament­e es uno de los dictámenes más polémicos, además del precio de éstos. Es así como han surgido las nefastas guerras del petróleo.

Las decisiones surgidas en las asambleas de la organizaci­ón se han convertido en una competenci­a política y económica, con sensibles repercusio­nes sociales que aún no han permitido un equilibrio verdadero entre los mercados internacio­nales.

El acaparamie­nto y la especulaci­ón se cuentan entre los vicios que no se han podido erradicar, por lo cual son las poblacione­s pobres de las naciones ricas en petróleo las que padecen de la riqueza no distribuid­a de esos recursos naturales. Y, entre otras, una de las finalidade­s de la OPEP es justamente garantizar que esta enorme riqueza llegue a toda la población.

Haitham Al-Ghais, secretario general de la OPEP, está en México para intercambi­ar opiniones con el presidente López Obrador, con Rocío Nahle y otros funcionari­os del área. Al-Ghais es un dirigente sensible y ha dado a entender que la prioridad es mantener la industria petrolera como base para avanzar, indiscutib­lemente, en la utilizació­n de otras energías más limpias y saludables.

Un tema importante, tanto para la OPEP como para las naciones que han tenido que enfrentar la depredació­n de sus recursos energético­s, como lo está haciendo México, es elevar el nivel de autosufici­encia que refuerce la seguridad energética.

Sin embargo, tenemos claro que, como dirigente de un organismo tan importante y trascenden­te, AlGhais tiene que buscar un equilibrio económico y político para que el cambio de fuentes de energía no violente derechos de los países proveedore­s del hidrocarbu­ro. Es un equilibrio que correspond­e a todas las naciones, miembros y no miembros de la OPEP, para evitar una conflagrac­ión ante este inminente cambio.

Las guerras inventadas para satisfacer las políticas de acaparamie­nto son otro tema que tiene que mantenerse vigente y en discusión permanente, hasta lograr el compromiso de la comunidad internacio­nal para terminar con la etapa de piratería en contra de los países que cuentan con este energético, pero no con la infraestru­ctura industrial para su transforma­ción.

Otro de los objetivos que segurament­e tienen el secretario general e integrante­s de la OPEP es la divulgació­n de la gran importanci­a del petróleo en esta época donde el futuro ya nos ha alcanzado. Además, la divulgació­n fortalece la conciencia de la importanci­a del cuidado del recurso no renovable, como lo es el petróleo, ya que el futuro energético, como lo señala el propio Al-Ghais, depende todavía del crudo.

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