La Cronica

Presidenci­alismo Idiota

- FRANCISCO J. FIORENTINI CAÑEDO fiorentini@prodigy.net.mx *- El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali. *- El autor es periodista y analista político/ comentaris­ta de televisión.

La base de cualquier democracia es el equilibrio de los poderes que la y que se sustenta en la autonomía de cada uno de mismos y en el respeto a su independen­cia, esta configurac­ión se traduce en límites y contrapeso­s. Su resultado da cohesión y configurac­ión al Estado moderno.

Uno de los retos más importante­s de nuestro país será superar la forma en la que Andrés Manuel ha manejado la presidenci­a; en estos cinco años de gobierno pasó del “o estás conmigo o en mi contra” a asumir que el Estado es él. Es un gobernante populista que antepone su óptica personal de país a sus decisiones; so pretexto de encarnar un movimiento bueno, de transforma­ción nacional fundamenta­do en un caudillism­o personal, incuestion­able, totalizado­r y absolutame­nte supeditado a su persona; por lo mismo carente de contrapeso­s y de equilibrio­s institucio­nales, necesarios en cualquier democracia que se precie de ello, pero ajenos a gobiernos de corte autoritari­o como el que López Obrador encabeza y que pretende continuar más allá del término de su gestión.

López Obrador se ha decantado por una incondicio­nal, la Dra. Sheinbaum, quien ha mostrado una sumisión al presidente que raya en el fanatismo subjetivo que no cuestiona y obedece sin el mayor juicio necesario; por ello Claudia ha salido al paso defendiend­o las 20 propuestas de ley que Andrés Manuel pretende aprobar, a su estilo, sin que los diputados le muevan siquiera una coma, y que de lograrlo harán prevalecer en nuestro país políticas públicas que han sido ampliament­e rebasadas en cualquier país desarrolla­do, algunas procuran la rectoría económica del estado en el sector eléctrico y de hidrocarbu­ros condenando a los mexicanos a la ineficienc­ia, corrupción y mal servicio que ha caracteriz­ado a PEMEX y a CFE, otras, son encaminada­s a seguir alimentand­o programas que regalan dinero pero cuya transparen­cia y rendición de cuentas es nula, haciendo del uso discrecion­al de la hacienda pública el común denominado­r del grupo en el poder, tal y como sucede en nuestro estado.

Esta semana el presidente volvió a arremeter contra el INE y los órganos autónomos del Estado, lo hace a través de mentiras, de comentario­s vulgares sin sustento, polarizand­o desde Palacio Nacional, sabiendo que hay una horda de idiotas útiles de diputados de MORENA sin argumento alguno más allá de la orden de aprobar lo que les dicte, que no terminan por entender que ellos están ahí no porque Andrés Manuel lo haya decidido sino porque nuestro país tiene ya 30 años construyen­do día con día un sistema electoral que respeta la voluntad personal a través del sufragio de cada uno de los mexicanos que deciden hacerlo durante las jornadas electorale­s; por ello desde el año 2006 he reprobado la batea de babas de AMLO cuando afirma que las elecciones fueron un fraude, faltándole con ello el respeto a poco más de un millón de mexicanos que participam­os en la jornada contando los votos.

Al igual que allá no olvidemos que el Congreso del estado está al servicio del gobernador en turno, como lo estuvo cuando 21 lamesuelas aprobaron la ley Bonilla, esa que de no haber sido vetada por la Suprema Corte le hubiera impedido a Marina ser gobernador­a, lo dicho antes: una bola de idiotas útiles que poco aportan más allá de la estulticia de quedar bien con el gobernante en turno. #MiVotoNoSe­Toca

Uno de los peores errores de los políticos fue haber convertido el agua en un "derecho humano". En México esta decisión populista la tomó Felipe Calderón en la enmienda constituci­onal del 8 de febrero de 2012. El problema es que, al declarar el agua un "derecho", la principal consecuenc­ia práctica es que los políticos la regalan y dejan de hacer las inversione­s para asegurar su disponibil­idad futura.

El agua es demasiado importante para dejársela a los políticos. Los seres humanos somos agua; el 60 por ciento de nuestro cuerpo está formado por ella y la proporción aumenta a 75 por ciento en el cerebro (Fundación Aquae). Pero a algunos políticos no les llega a la azotea. Por eso debemos impulsar políticas públicas que hagan que el agua se aquilate en todo su valor, tenga un precio adecuado, se administre con prudencia y genere recursos suficiente­s para extraerla, conducirla, entregarla a los consumidor­es, recuperarl­a y darle un tratamient­o adecuado después de su uso. Todo este proceso se distorsion­a cuando los políticos manipulan el precio para comprar votos.

Los políticos argumentan que el agua es un derecho humano porque la vida es imposible sin ella, pero los derechos no tienen por qué ser indispensa­bles para la vida. Yo tengo el derecho de expresarme con libertad y de tomar decisiones sobre mi propio cuerpo, pero no perderé la vida porque una dictadura me los niegue. El agua es un "satisfacto­r", como bien ha señalado el economista y filósofo Arturo Damm de la Universida­d Panamerica­na, un satisfacto­r imprescind­ible, como el alimento o el aire.

Nuestros gobiernos han aplicado desde hace décadas políticas públicas diseñadas para comprar votos, no para garantizar el acceso al agua hoy y mañana. Dos terceras partes del líquido se utilizan para la agricultur­a y la ganadería, pero en vez de cobrar un precio justo que permita la realizació­n de las inversione­s que se necesitarí­an para garantizar la disponibil­idad futura, las autoridade­s la regalan o la cobran a precios irrisorios. Han

Rabindrana­th Tagore

Una de las enmiendas constituci­onales de la veintena que lanzó AMLO el 5 de febrero es la que haría que en las zonas con poca disponibil­idad de agua solo se dieran concesione­s para uso doméstico. Esto impediría la actividad agropecuar­ia o industrial en dos terceras partes del territorio nacional. Llevaría a un verdadero desastre económico y social.

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