¡Qué Pelados!
Puebla.- Tras el golpe de media semana en la Concachampions, las Chivas recordaron por qué son uno de los equipos más ganadores en la Liga MX y demostraron ante Lobos BUAP que la calidad viene con la experiencia. Con un hombre más en la guarida de los licántropos, se lucieron los primeros minutos con su juvenil José Macías, artífice de la única anotación.
El resto del juego lo controló de buena forma y puso a los locales a sudar con el drama de la tabla de cociente, al extremo de que ya está cerca del Veracruz, y, peor aún, todavía queda mucho camino por delante para saber quién pierde la categoría. Chivas recordó su grandeza y quiere regresar a la senda del éxito. Fantástico.
EL JUEGO
El Rebaño Sagrado se metió a la guarida del lobo y quiso salir con vida. Sin miedo, se metió hasta el fondo, presionando la guarida de Villalpando. No pasó mucho tiempo para que Isaac Brizuela hiciera un jugadón. Se quitó a cinco feroces licántropos y metió un centro a media altura para la ubicación del joven José Macías. Como si fuera experto, el ariete controló de pierna derecha y sin dejar caer el balón, disparó de volea a la humanidad de Villalpando. El meta poco pudo hacer y la redonda cruzó la línea de gol.
El estadio explotó con los miles de aficionados visitantes. La respuesta fue pronta. Un tiro libre le dio la oportunidad a los de casa de recomponer el camino. Irven Ávila llegó a cerrar un centro, pero el asistente levantó la bandera. Fuera de lugar. El aullido tuvo que callarse. Sólo un susto.
La zaga defensiva de Guadalajara jugó al fuera de lugar, pero Jiménez se avivó y entró en buena posición y se fue hacia la portería de Cota. Mandó un centro raso a la llegada de Cortez, pero Edwin Hernández se cruzó para impedir que el balón llegara al licántropo. Cota, que siguió el recorrido del centro, estiró el brazo para evitar el autogol. Segundo aullido ahogado para la BUAP.
La frustración de Rafa Puente fue evidente en el banquillo. No podía creer el despliegue de su plantel que empezó a perder balones con facilidad.
Además, el arbitraje no fue atinado desde su perspectiva, pues los ademanes y reclamos fueron seguidos desde la línea de banda. Con esa intensidad el Universitario se partió en dos y la guerra de cánticos comenzó. Carlos Morales quiso revivir al lobo con un tiro libre que impactó en el travesaño. A partir de ahí, los locales recordaron el buen despliegue que tienen en su guarida. Igual que en la jugada de Hernández, ahora le tocó a Alanís cortar el pase. Ávila se saboreaba la gloria, mas el jugador rojiblanco no lo dejó.
Fue entonces cuando las amarillas fueron el sello para los licántropos, y consecuencia de eso fue la doble tarjeta para Aquino, quien se fue a bañar temprano. Con un hombre de más, Chivas aprovechó y comandó los minutos restantes del primer lapso. En un tiro de esquina, Macías saltó muy alto y envió el testarazo al fondo de la red, aunque en el impulso por ganar el balón cometió una falta y se anuló el segundo del Rebaño Sagrado. Con esa acción llegó el fin del primer tiempo.
Ya con la desventaja numérica, Lobos salió en el complemento a jugarse la vida. Advíncula y Cortez fueron con los hombres que Rafa Puente se la jugó para buscar igualar el marcador. Sin embargo, Chivas no se dejó intimidar por un depredador que no pudo cazar en su hábitat natural. Fue Brizuela quien filtró la bola para Macías. El joven de 18 años definió de primera, pero Villalpando achicó de buena forma y evitó el doblete.
Amaury Escoto, uno de los favoritos de la afición universitaria, entró de cambio y en seguida quiso sorprender a Cota con un zapatazo de pierna derecha dentro del área. El meta del Rebaño Sagrado, bien colocado, atajó sin problemas.
El lobo intentó cazar de nuevo a la chiva, pero sus intentos no asustaban al visitante en una cueva donde la luz brilló para un lado. Villalpando le quitó la gloria a la “Chofis” en un mano a mano. Los visitantes, con toda su afición, se sintieron superiores y empezaron a
domar a la manada.
Con el atardecer de fondo y los cánticos a favor de Chivas, los de Almeyda hicieron del final un trámite. Jugaron con la amplitud de la BUAP y conservaron el balón en los botines para la desesperación de los locales, quienes por más corazón que pusieron, se
quedaron cortos en sus intentos de peligro.
El estadio estalló con apoyo para los protagonistas del juego, pero la derrota estaba consumada para los locales. El Rebaño Sagrado tapatío revivió cuando más lo necesitó y dejó tirada a una manada, que jugó con el corazón.